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La noche surgió deprisa tras beber un poco de alcohol que me había servido en el chupito sin que nadie más se diera cuenta. Neida no me había echado el ojo para controlarme y nadie estaba atento de mi tanto como de Dereck - el nuevo protagonista - quien embelesaba a todos con sus ideas y comentarios. Todos reían mientras yo saboreaba el tercer chupito en mi boca dejándolo pasar con toda su esencia por mi garganta descendiendo hasta mi estómago para arder en el como la primera llama que se crea en una hoguera. La chica rubia de rizos perfectos cuyo nombre es Hannah chasquea sus dedos frente a mi estirando una sonrisa burlona.

Pestañeo varias veces y miro en torno cruzándome con las nuevas miradas que se habían unido al juego sin haberlo percibido. Una de esas miradas que se clavaba en mi con sumo interés era la de Danna, con su copa número..., la que sea, de Gin-Tonic. No me había dado cuenta de cuando se había sentado a mi lado izquierdo ni en qué momento Evan se había apartado de mi para sentarse junto a Dereck y de alguna manera, echaba de menos su ausencia. En definitiva, las chicas estábamos sentadas en una parte y los chicos en otra. Neida se acerca a mi oído para decirme algo permitiéndome oler su apestoso aliento. Intento mantener mi rostro neutro y esperar que termine su frase poco entendible aunque me importe lo más mínimo.

– Mira..., eso. – comienza a decir con dificultad. – Ay. Espe...cre-creo que veo algo espe-pecial. Oséa. – de repente, se tapa la boca y se remueve incómoda en el asiento.

Una arcada surge de su interior y al instante se levanta con rápidez para acudir al baño más cercano, se tambalea de un lado hacia el otro y como consecuencia su brazo débil sobrevuela uno de los jarrones más frágiles situados en la mesita de madera a pocos centímetros. Por suerte, este simplemente se mueve durante unos segundos y consigue mantenerse de pie como si nada hubiese sucedido.

– Neida, voy contigo.

Levanto mi cuerpo pesado y afectado por la leve borrachera que llevo encima para ayudar a mi amiga, sin embargo, cuando trato de dar mi primer paso alguien me tira de la blusa obligándome a sentarme de nuevo. Miro a Hannah enfurecida y le pido que me deje ir.

– No te preocupes, Willow. Mejor voy yo. No quiero que me deje el baño echo una pocilga. – dice Danna dejando su copa sobre la mesa. – Por favor, seguid con el juego.

Sigo a Danna con la mirada dirigiendo sus pies con prisa hacia el pasillo hasta que la pierdo de vista. Muevo la cabeza intentando obtener alguna respuesta proveniente del cuarto de baño pero una vez que Danna cierra la puerta de un porrazo me levanto impaciente por saber como se encuentra mi amiga. Otra vez siento que me tiran hacia atrás. Vuelvo a mirar a Hannah con los dientes apretados intentando intimidarla,  pero solo consigo agrandar su sonrisa.

Por un momento, no puedo evitar cruzar la mirada con la de Dereck y quedarme sin aliento. Esos ojos azules parecen adivinar lo que estás pensando con solo mirarte, lo que sientes, a lo que temes, todo, y eso te asusta a la vez que te atrae. Desvío la mirada hacia sus labios de grosor medio, perfectos y atrayentes, dejándome llevar por la embriaguez entre tanto observo todo su encanto.

WILLOW. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora