4

254 102 60
                                    

Aprieto mis ojos con fuerza removiéndome en el colchón escandalizada teniendo por enésima vez la misma pesadilla cuya despierto al lado de Dereck después de haber perdido la virginidad sin acordarme de nada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Aprieto mis ojos con fuerza removiéndome en el colchón escandalizada teniendo por enésima vez la misma pesadilla cuya despierto al lado de Dereck después de haber perdido la virginidad sin acordarme de nada. Algo muy penoso. Cuando consigo abrir los ojos tras  varios intentos me incorporo de golpe e intento recuperar el aliento. Agarro con temor las sábanas de mi cama para no sumergirme de nuevo en las de aquella habitación en la que olía a aroma de rosas y a la supuesta fragancia humana después de cometer el acto sexual. De pronto me viene una arcada y eso me hace pensar en si llegué a ser capaz de usar protección durante aquella noche. Cierro los ojos exhausta de mis vagos recuerdos tratando de recuperar el ritmo de mi respiración. Me paso la mano por la frente deshaciéndome de las gotas de sudor que descienden lentamente acariciando mi piel erizada.

Ha pasado un mes y sigo sin dar crédito a lo que sucedió, todavía no he obtenido si quiera una nueva noticia de parte de Evan. Le dí mi número y hablamos muy a menudo desde que sabe como me trata la gente, todos le han contado lo que Dereck ha ido cantando a los cuatro vientos como se los ha puesto bien puestos a su novia. De hecho, sufrí una buena bofetada por parte de Nurit hace una semana de la cual todavía sigo recuperándome. El color morado de mi sien es poco para lo que me merezco. Primero me agarró del pelo y me zarandeó de un lado hacia el otro hasta que logró tirarme al suelo, después mientras escuchaba las risas de las dos chicas que la acompañaban, se puso encima de mi y me golpeó. Por desgracia, no solo comencé a sangrar del labio sino también de la nariz. Unos moratones surgieron días después y como recompensa mi madre volvió a regañarme como solía hacer cuando le venía en gana, ya fuera por como dejaba los platos colocados o por cuanto, según ella, abría los armarios para picar algún aperitivo. <<Gorda>>, era mi nuevo apodo.

– ¿¡Cómo puedes ser capaz de decírle eso!? – la regañó  Jack aquella vez levantándose de la mesa mientras comíamos. – ¡Es tu hija!

Recuerdo que ese fue otro de los peores días que había vivido hasta ahora. Atormentada de la nueva discusión que se formó desaparecí de la mesa sin que ninguno de sus ojos se posara en mi para encerrarme en la habitación. Nuevamente, volvía a ser el motivo de sus discusiones. Furiosa y con lágrimas en los ojos me dejé llevar por mis impulsos, cogí la lámpara de la mesita y me dirigí hacia la pared donde estaba llena de fotos magníficas de una familia feliz. Me detuve por unos segundos y las escaneé mientras ahogaba el llanto, veía a una niña siendo abrazada por sus padres con los que pasó la mejor infancia existente. No obstante, eso ha ido cambiando. En aquel instante, cuando estuve a punto de lanzar la lámpara contra la pared alguien llamó a la puerta deteniendo mi locura. 

Hoy día todavía sigo recordando la charla que mi padre me dió, fue un gran momento donde me dijo las verdades que necesitaba escuchar pues cuando somos pequeños no somos tan tontos y sabemos cuando las cosas se tuercen. Agradezco que esas charlas sigan existiendo y además, Jack aparte de ser mi padre es increíble como persona, ambos somos uña y carne. Emma por el contrario, nunca me ha dedicado si quiera un minuto desde que nos mudamos a Oxnard. Las fiestas de cumpleaños, el día de acción de gracias, las fechas navideñas..., todas se han realizado gracias al espíritu paternal de Jack. Visualizar estos momentos junto a él y escuchar su voz provenir de la escalera hacen que mi primera sonrisa se extienda a pesar de la pesadilla que he tenido.

WILLOW. ©Where stories live. Discover now