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El agua que recorre por mi cuerpo se desliza lentamente formando caminos cristalinos entre tanto cierro los ojos y me concentro para controlar los pensamientos más tormentosos que todavía padecen a diario, solo que ahora, soy más capaz de evadir algunos de ellos. Profundizo en los momentos de mi infancia intentando con todas mis fuerzas recordar el rostro confuso de Jack que se forma en mi memoria. Ha pasado un tiempo desde su muerte, pero no el suficiente como para borrar cada gesto de su cara, todavía recuerdo su sonrisa y su aspecto jovial con esa barba de pocos días que lo hacía verse como un auténtico Sex Symbol.

Cuando me preparo envolviendo mi cuerpo en una toalla, asomo la cabeza por el hueco de la puerta asegurándome de que Luke no merodea por los pasillos. Tenía pensado traerme la ropa al baño para evitar salir a buscarla, no obstante, el culpable de la falta de mi memoria ha sido él. Últimamente, mi cabeza no da de sí y ahora tengo que corretear por el pasillo de puntillas sin dejar de echar un ojo a mis espaldas por si me encuentro con el acechador. Cuando llego a la puerta con éxito suelto un suspiro, aliviada.

Entro en la habitación oscura palpando con mis dedos hasta encontrar el interruptor y encender la luz. Inesperadamente cuando me doy la vuelta su figura alta y musculosa se encuentra delante de mi, su semblante luce sorprendido al verme pero al poco tiempo reacciona con una sonrisa maravillado, todo lo contrario a mi.

– ¿Se puede saber qué haces aquí?

– Pensé que tardarías más en ducharte. – dice con un tono suave sin dejer de mirarme. – De todas formas, me alegra verte así.

– Luke – aprieto los dientes conteniendo mi furia. –, te estoy empezando a coger manía.

Como me esperaba, suelta una carcajada enseñándome sus dientes blancos nuevamente cambiando a su personalidad más traviesa y seductora, se introduce las manos en los bolsillos de esos vaqueros apretados que tanto detesto y se encoge de hombros sin decir una palabra.

– Dame mi ropa. – le señalo esta sobre el colchón.

–Oh... – me imita. – ¿Ésta de aquí? – asiento. – ¿Y porqué no vienes tú a por ella?

Me mira con una expresión juguetona humedeciendo sus labios con la lengua de forma provocativa, ladeando ligeramente su cabeza para observar detenidamente mi figura envuelta, afortunadamente, en una toalla. De todos modos, me estremece y florecen mis nervios. Finalmente, pongo los ojos en blanco y me acerco a la cama sin bajar la guardia. Luke permanece inmóvil, sin mover un músculo ni articular palabra alguna mientras siento su mirada clavada todavía en mi. Cuando me posiciono de espaldas a él me ajusto la toalla para coger la ropa con las dos manos sin tener que sufrir algún percance y darle el lujo de disfrutarlo. Al reincorporarme siento su aliento en la parte baja del cuello, revolucionando mis sentidos.

– Te lo advierto. Deja de hacer estas cosas. – amenazo sin girarme. – Pareces un acosador.

– Te dije que eras guapa y eso no ha cambiado. – sus palabras me estremecen y por seguridad junto las piernas y me tapo con la ropa el pecho a pesar de llevar la toalla. – No te preocupes, no voy a hacerte nada. Pero debes de saber que nunca me he visto en una situación así. Es la primera vez que estoy a solas con una chica en mi casa, compartiendo mi día a dia y conociéndola en profundidad. – hace una pausa para soltar un suspiro cuyo siento sobre mi cabello húmedo. – Todo lo que haces me vuelve lo...

WILLOW. ©Where stories live. Discover now