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– ¿Willow?

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– ¿Willow?

Escucho mi nombre desde el cuarto de baño. Había ido corriendo a por la caja de las diversas y coloridas sombras para darme un pequeño retoque mientras esperaba a que mi mejor amiga respondiera a mi tercera llamada. De vuelta a la habitación, cojo con mi otra mano mi bolso para llevarlo conmigo hasta la silla en la cual me siento para mirarme en el espejo. El móvil está situado sobre la mesita en frente de mi, tumbado y del revés para poder escuchar mejor la voz de Neida.

– ¿Hola? ¡Willow! – grita ella.

– Sí, aquí estoy. ¿Sabes cuantas veces te he llamado? – reprocho de mala gana mientras introduzco el labial dentro del bolso junto con un diminuto perfume olor a rosas. – Si no llegas a responder a tiempo me hubiera ido sin ti. – me sinceré.

– ¿¡Cómo te atreves!?

– Bueno, ¿qué pasa? ¿Estás lista, o qué?

– Sí, bueno... – tan pronto como escucho algo caerse al otro lado de la línea suelto una carcajada en sustitución al largo suspiro que estaba conteniendo de la impaciencia. – No te preocupes, enseguida te recojo. Solo dame un se... Un segundo y salgo de casa, ¿vale? Juro que a las once y media estoy allí.

– Once y veinte. – le recuerdo.

– Que sí. Venga, hasta ahora.

Cuando la llamada finaliza giro el móvil para observar la hora en la pantalla. Tan pronto descubro que quedan diez minutos para la hora acordada suelto una risilla pues conozco a Neida y su virtud por llegar tarde a todos los sitios. Mientras espero su llegada decido cruzarme de piernas y acomodarme en la silla para cotillear el perfil social del chico que me gusta. Su nombre es Dereck, es mi compañero de clase y, por desgracia, tiene novia. Lo conocí a principios de curso cuando yo subía a toda prisa por la escalera, sofocada y con los libros más pesados entre los brazos. En la segunda planta, justo antes de tomar el último escalón mi cuerpo se tornó hacia atrás. Sin embargo, cuando pensé que caería rodando por las escaleras alguien me agarró con fuerza de la mano y tiró de mi. Mi rostro se estrelló de inmediato contra su pecho vigoroso.

Noté su brazo rodearme la cintura y obligándome a caminar hacia el medio del pasillo para alejarme del peligro. En aquel instante, mi respiración estaba tentada a desaparecer pues cuando levanté mi barbilla y me crucé con su mirada mis mejillas comenzaron a responder con un color rosado. Quería echar a correr. Los segundos corrían a toda velocidad advirtiendo llegar al primer minuto que mantuvo rodeado mi cuerpo tembloroso. Inevitablemente, mis ojos se desviaron hacia sus atreyentes labios cuyos formaron una pequeña apertura entre ellos aumentando mis pensamientos más perversos. De repente, sentí que me apartaba de él poco a poco a la vez que me dedicaba una dulce y magnífica sonrisa. Desde entonces, no puedo olvidar la chispa que se creó entre nosotros. Una pena que tenga novia, Nurit la llaman. No obstante, pienso que no se quieren lo suficiente ya que ella lo suele tratar como le da la gana y él no muestra el brillo que un chico enamorado debe tener en sus ojos. A pesar de ello, sigo convencida de que le gusto más que de lo que deja ver.

WILLOW. ©Where stories live. Discover now