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Camino hacia la puerta con las piernas temblorosas, abrazando mi cuerpo con el fin de protegerlo ante impertinentes situaciones mientras agacho mi cabeza y escucho mi respiración acelerada. Por detrás, sus pasos se acentúan al mismo tiempo que trato de sacar las llaves de mis bolsillos lo más torpe que puedo, la anilla de éstas se enganchan con la tela e inevitablemente, presa de un terror extraño que yace en mi interior tiro para romper el fino hilo que las une a mi sudadera. Le escucho aclararse la garganta, sacar las manos de sus pantalones y a los pocos segundos las advierto de reojo por mi lateral izquierdo. Me giro de inmediato y me separo de él cruzando mi mirada asesina con la suya. Luke asiente, se separa cauteloso unos pasos con las manos en alto asegurándome que no me hará daño. No obstante me advierte que esperará hasta que entre en casa para marcharse.

En este momento, mis pensamientos me abordan, me atrapan en círculo y comienzo a hundirme en la ansiedad y el miedo. Acerco las llaves a la cerradura sin poder contener el pulso. Tras fallar varios intentos estas se me caen al suelo y aparte de sentirme frustrada me siento avergonzada por ser tan inútil. Luke se adelanta, las coge del suelo y acerca su mano mientras sus ojos brillan y su rostro parece curioso al mirarme.

– En cuanto las cojas, me iré. Te lo prometo.

Su voz cálida y tranquila me resulta de lo más sincera, pero no quiero llevarme una decepción. Dirijo la mirada hacia las llaves cuyas sostiene con sus dos dedos en alto frente a mi sin ningún tipo de esfuerzo. ¿Qué ocurrirá si me acerco? ¿Podrá cogerme de la muñeca en cuanto me despiste y llevarme de vuelta a su coche para realizar, no sé, alguna idea macabra? ¿Secuestrarme? ¿Violarme? Trato de sacar esas cuestiones de mi mente, pero se magnifican a medida que las nubes flotan en el cielo al mismo fluido que la brisa fresca las lleva hacia el Este. No puedo confíar en nadie, hasta entonces mi único aliado había sido Evan. Ahora no está, y todo por mi culpa. ¿Y si este chico me hace algo? Evan ya no está para protegerme. ¡Basta de tonterías, Willow!

Súbitamente me atrevo a alargar el brazo y arrebatarle las llaves de su mano tan rápido que ni yo misma soy consciente de tal hecho. Los hoyuelos de Luke aparecen cuando me dedica una ligera sonrisa, seguidamente y como había prometido se gira sobre sus pies y se introduce en su asiento de conductor. El vehículo resucita con el sonoro motor cuando enciende el contacto y comienza a alejarse poco a poco por la carretera mientras contengo mi aliento. Lo observo durante unos cuantos segundos sin perderle de vista y permaneciendo inmóvil en el mismo sitio desde que obtuve mis llaves cuyas deseaba tener para entrar a casa y sentirme a salvo, pero ahora, no entiendo que es lo que me está pasando.

Al entrar a casa, me pego a la puerta esperando a que las lágrimas se deslicen por mis mejillas como de costumbre suele pasar cuando he tenido un momento tan aterrador, sin embargo, apenas puedo sentir ese vuelco que da en el corazón. Todo lo que alcanzo a sentir es aquello que he experimentado con Luke hace unos momentos. ¿Por qué demonios te has quedado mirando mientras se marchaba? ¿A caso has olvidado lo que pasó con el último chico que te gustó?

WILLOW. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora