4° NOTA

78 36 16
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







¿Por donde puedo empezar? ¿Qué te puedo decir? Diga lo que diga, te dará todo igual. Volverás a ignorarme y dejarme plantada del mismo modo que aquella noche. Esa noche que tú recuerdas y yo no. ¿Por qué? Siempre me lo he preguntado. Fui una estúpida por enamorarme de ti en secundaria, por perderme en tus ojos y anhelar el rastro de la fragancia que dejabas cuando te dirigías a clase de Física y Química. Recuerdo la emoción que sentí cuando supe que ambos iríamos a la misma clase. Con solo verte mi respiración se aceleraba. ¿Y qué puedo explicar de aquella mañana en la que me tropecé y me agarraste de la mano para no dejarme caer por las escaleras? Mi aliento desapareció al sentir mi cuerpo pegado contra el tuyo.

En ese momento ya tenías novia y no me atreví a decirte que llevaba dos años colada por ti, así que lo mantuve en secreto a pesar de que me devorabas con la mirada y te mordías el labio inferior cada vez que me veías. No sabía si te gustaba, pero de ser así, Nurit no tenía que haber sufrido por tu culpa. Si de verdad la querías, no podía entender tu actitud al día siguiente de habernos acostado. Todavía sigo sin comprenderlo. Sólo voy a dedicarte dos páginas, aunque ni si quierate mereces eso después de todo por lo que me has hecho pasar.

¿Tienes idea de como cambió mi vida? Aquel verano no noté demasiado la diferencia, pero al llegar al instituto tras perder a Jack y además, todos y cada uno de los chicos y chicas de vuestro grupo que me acosábais, fue una granada que activó la destrucción de todo mi ser. No sólo vosotros queríais mi muerte, yo la anhelaba más que nadie. Todo el mundo me llamaba puta. Me trataban como un maldito juguete, tú el primero con tus miradas lascivas provocando la risa de tus estúpidos compañeros.

Podía acostumbrarme a los insultos, a las miradas, a todo eso. ¿Pero a las palizas? ¿Crees que merecía sentir un palo enorme de madera clavarse en mis costados? ¿Merecía, que de vuelta a casa, Nurit me tendiese una emboscada para darme por enésima vez una paliza mientras que sus amiguitas grababan un video para subirlo a las redes sociales? ¡A ESO SE LE LLAMA BULLYING, CABRÓN! ¿LO MERECÍA?

Por gente como tú, la gente como yo no podemos vivir en paz. En mi caso, deseaba meterme en la misma casa con otro demonio que me hacía la vida imposible antes que ver tu puta cara vagando por los pasillos del instituto. Gracias a ti dejé de confiar y empecé a temer a los chicos. Deseaba con todas mis fuerzas dejar de existir.



WILLOW. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora