Final

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¡Hola florecillas! ¿Cómo estáis? Hace mucho que no os escribo, pero quiero que sepáis que siempre leo todos vuestros comentarios; debo agradeceros todo esto, jamás creí que tendría tanto apoyo. 

Bueno, a lo que iba, para empezar, he de deciros que seguramente mañana publique un nuevo libro que he escrito, creo que os va a gustar; y otra cosa, este capítulo es para que veáis como les va a nuestros señores Brown, me habéis dicho que os ha gustado mucho e incluso hubo algún comentario pidiendo una segunda parte. No veo necesaria otra parte de la historia, pero quiero que tengáis un último capítulo antes de despediros de estos personajes. 
Ahora sí, podéis comenzar a leer. 


Habían pasado unos meses después de nuestra increíble boda, decidimos pasar la luna de miel en Europa, estuvimos una semana en París y luego pasamos dos días en Mónaco, había sido increíble. 

Estaba poniendo el abrigo para ir a la empresa y tuve que ir corriendo al baño por culpa de las náuseas que acababa de sentir, me mareé un poco y decidí sentarme en la taza del inodoro. Cuando me recuperé, cogí las llaves del coche y puse rumbo a la oficina.

-Buenos días, señora Brown.

-Buenos días Charlie. -Le sonreí a mi secretaria y me metí en el despacho.

-Buenos días amiga. -Dijo Nicky entrando.

-Hola Nicky, recuerda que hoy vienen los ingleses.

-Lo sé, tranquila, ya he preparado todo. -Asentí sonriendo y salió después de decirme que iba a tomar un café.

Volvieron las náuseas, y los mareos, corrí hacia el baño de mi despacho y vomité en cuanto abrí la tapa del inodoro; decidí sentarme en el suelo por si volvía a vomitar.

- ¿Cariño? Se me ha olvidado el móvil en tu bolso anoche -Dijo Connor acercándose a mi despacho. - ¿Summer? ¿Estás bien? -Preguntó preocupado en cuanto me vio allí sentada.

-No me encuentro bien, acabo vomitar y estoy mareada, pero tranquilo. -Sonreí y se acercó para pasarme una mano por la espalda.

- ¿No estarás...? -Miré para él preocupada en cuanto recordé que no me había bajado la regla.

-Coge en el tercer cajón una prueba de embarazo, por favor, no preguntes por qué tenía una ahí. -Sonreí nerviosa, en cuanto la trajo le pedí que saliera e hice pis sobre ella para esperar el resultado. -Ahora hay que esperar.

-Lo sé. -Me acercó a él y me abrazó. -Imagínate que sale positivo. -No sabría muy bien explicar el tono con el que lo dijo.

En cuanto miré la prueba, efectivamente, había dado positivo; estaba embarazada, no podía creerlo. Miré para Connor  y mis ojos se nublaron con las lágrimas, asentí y le enseñé la prueba.

- ¡Vamos a tener un bebé! -Gritó emocionado mientras que me daba vueltas en el aire.

-Connor... -sonreí ampliamente-, ¿quieres tenerlo de verdad?

-Es lo que más quiero desde que nos casamos, Summ. -Dijo abrazándome de nuevo.

(...)

En cuanto se lo contamos a Nicky, no hizo falta decírselo a nadie más de la oficina porque con su grito ya se habían enterado todos. Mis padres se alegraron tanto que no dudaron en ir a comprarle ropita al bebé aún sin saber si era niño o niña; los padres de Connor también se alegraron, no tanto como los míos pero bueno, la que sí se alegró fue Sophie, en cuanto se enteró cogió un vuelo y vino a visitarnos.

Fuimos arreglando la habitación para el bebé poco a poco, decidimos pintarla de un color gris clarito, la cuna y los muebles los pusimos blancos y los peluches y demás eran de diferentes colores ya que habíamos decidido no saber el sexo del bebé hasta que naciera.

Si fuera un niño, decidimos que se llamaría Ethan y, si fuera niña, se llamaría Emma. Al final resultó ser que estaba embarazada de mellizos, entonces tuvimos que añadir un nombre de cada sexo por si acaso, y fueron Noah y Emily; tuvimos que poner todo doble en la habitación y compramos una cuna más para poner a cada lado de nuestra cama mientras que eran bebés.

Ya estaba de ocho menos , Connor siempre me acompañaba a junto de la ginecóloga o de la matrona y, aunque era de esperar, en cuanto estuve de siete meses me pidió que cogiera la baja y así estaríamos sin trabajar, porque él tampoco dudó en cogerla. 

Estábamos viendo una película cuando noté como de repente se humedecía mi pantalón y él sofá. Miré hacia abajo y vi como había roto aguas.

-Connor...

-Dime, ¿estás bien?

-He... acabo de romper aguas, van a nacer. -Se puso muy nervioso, se levantó, se sentó y se volvió a levantar de nuevo.

-Tenemos que ir al hospital.

-Lo sé, pero si no te calmas no llegaremos nunca.

-Sí, voy a por la mochila y vamos. -Subió corriendo las escaleras y me levanté para ir hacia la puerta.

De un momento para otro ya estábamos poniendo rumbo al hospital, íbamos un tanto rápido, sabía que estaba muy nervioso entonces le apoyé una mano en la pierna y sonreí.

-Tranquilícese, señor Brown, todo irá bien y nuestros hijos estarán bien.

-Lo sé, señora Brown. -Se acercó y me besó antes de bajar del coche, ya habíamos llegado.

Les mandé un mensaje a mis padres, a Nicky y  Sophie antes de entrar en el hospital; enseguida me llevaron al quirófano y, en cuanto escuché como lloraban mis pequeños, me convertí en la mujer más feliz del mundo.

-Aquí tenéis a...

-Noah. -Dijo Connor mirándome y asentí sonriendo.

-A Noah y a...

-Emma. -Dije mirando para Connor y asintió.

-Te amo, Summer.

-Te amo. -Le besé y miré para nuestros pequeños.

Y así continuó nuestra vida, llena de pañales y biberones hasta que aprendieron a ir al baño y comenzaron a comer comida normal. Mi vida era perfecta, mi marido era perfecto, mis hijos eran perfectos y todo lo era; no me hacía falta nada más si los tenía a ellos.


¡El final, amigos! Espero que os haya gustado mucho, sinceramente no sabía que más añadir aquí... recordad que mañana empiezo a publicar el libro nuevo.

Un abrazo enorme, Ris. 🌷




Sr. BrownTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon