Capítulo 11: Hijo de las luces

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Jack estaba desesperado, no sabía qué podía hacer, se veía inútil viendo cómo sus amigos eran ahorcados por una masa negra y a Até sumida en algún tipo de trance, así que, como medida desesperada, zarandeó a la chica por los brazos y le comenzó a hablar entre gritos.

— ¡Déjalos! ¡Por favor! — gritó con pavor.

Até observaba al pequeño Éter juntar la arena del parque y se lo llevaba a ella entre sus pequeñas manos, el cabello le caía revoltoso por la frente y el azul de su ojo se veía un poco más claro por el sol. Até recibía la arena sin problema y la apilaba con un montículo pequeño. El sueño no tenía nada de especial aparte de tener raros recuerdos con un chico extraño, era una escena muy cotidiana.

La chica parpadeó aturdida, haciendo que las lágrimas que tenía acumuladas en sus ojos saliesen sin obstáculos. Miró hacia Jack, tenía los ojos rojos y llorosos, y su expresión solo mostraba miedo y horror.

Jack observó detrás de él, viendo que Até salía de su trance, corrió hasta Ellery y Draven que estaban amenazando con cerrar los ojos para siempre y, como acto de estupidez pura, tocó los brazos de oscuridad que se iban retirando del cuello de sus amigos. Vio la calle en donde vivía cuando era pequeño, pero de manera fragmentada, por lo que se mostraba entre el cuerpo de Ellery desmayado y la larga calle con los edificios lúgubres y abandonados. Una persona, si es que se podía llamar así, de al menos tres metros, con piel blanca como la cera y una máscara negra apreció, tenía brazos largos y caminaba tambaleándose, como si estuviese en estado de ebriedad, y con mucha vacilación se iba acercando a la perspectiva de Jack.

Luego, igual de fragmentado, veía a Ellery, la calle y ahora un espacio oscuro con sonrisas afiladas y siniestras, pero nada era seguro, todo iba y venía.

Até observaba pasmada de miedo, ¿Era ella, acaso, un monstruo? La oscuridad era la misma que había salido de ella, tan horrible y fría, pero algo le decía que esto tenía un fallo, la situación era extraña y habían veces en el que su alrededor repetía de manera mecánica ciertas cosas. Entonces lo entendió. Supo que nada de eso era real, ¿Sería un sueño? Descartó esa idea con rapidez, quizás era lo más lógico, pero la lógica no la acompañaba para nada estas semanas, ¿Y qué podía hacer para salir? ¿Podría salir?

Como veía en las películas, trató de calmarse, porque los protagonistas siempre salían gritando o llorando, y se negó a efectuar ambas.

Trató de imaginarse nuevamente en el comedor, como si todo estuviese normal, con los amigos de su hermano en ciertas mesas, con las personas de cabellos extraños pero muy bellos, los botes de basura y las puertas azules. Cerró firmemente los ojos imaginando su normalidad, y cuando los abrió, vio a Jack, Ellery y a Draven con los ojos vidriosos frente a ella, las pupilas dilatadas y la boca seca y entre abierta, tratando de articular palabras que no llegaban a las cuerdas vocales. Sus pieles estaban pálidas y debajo de sus ojos, Até observó ojeras que antes no se había dado cuenta.

Draven era un torbellino de emociones, acababa de entender que Até podría destrozar a cualquiera si se lo propusiera, que podía jugar tanto con las sombras como con la mente, se convertiría en un monstruo si no la ayudaba pronto, pero se encontraba demasiado pasmado como para decir una palabra. Pero los tres entendieron, perfectamente, que Até era más poderosa de lo que se podrían haber imaginado, si se lo proponía, exterminaría a todos a su paso.

Até no aguantó sus miradas, supuso que se había quedado mirando algo mucho tiempo, que todo lo que había visto lo había observado únicamente ella y que los chicos no eran más que espectadores en su supuesta divagación.

Quizo mentirse, porque muchas cosas le indicaban que ellos habían visto y vivido todo, y eso le dio más miedo, ¿Cómo habría hecho eso? Porque ella los sacó de su... escenario, eso significaba que ella podría ser la creadora de la obra.

Até | Mestizos IWhere stories live. Discover now