Capítulo 15: Sincérate y redescúbrete

13 3 0
                                    

Apolo terminaba de relatar lo sucedido en casa de Éter, viendo como Atenea se contenía, de todos Sofía era la mejor, ¿Cómo se había mostrado tan débil?

— En fin, perdimos a los dos chicos, si tratamos de recuperar al chico de Éter, se hará la primera batalla — terminó el dios.

— ¡Pues que se haga la batalla por no decir guerra! Ya no solucionaremos esto con intelecto. Esto es sangre y muerte — dictó Ares, tratando convencerlos.

Zeus gruñó y a su paso le siguió Atenea, estaba cansada de las guerras, y sobre todo, ella tenía que idearlas en vez de su hermano.

— Claro, como tú no eres el de la estrategia se te hace todo fácil porque es ir y gritar, ahí tienes tu mundana guerra — masculló Atenea alzando la cabeza.

— Y... ¿Saben algo de Hades?

— No está de ni un lado, ya sabes cómo es, dice que se abstiene hasta que esté por culminar la guerra para unirse al bando ganador — Informó Poseidón.

— Un hijo suyo está ayudando a Até, supongo que será una rebelión de nuestros hijos sobre que somos malos padres y todo eso — Supuso Apolo —, porque, ya saben, Hades es Hades, no tiene hijos favoritos y menos hijos destacables. Todos ellos lo odian, como a nosotros. Nadie le ayudaría.

Que tenían uno que otro hijo en su contra no era mentira y menos algo insólito. Esto siempre pasaba. Y era de lo más probable que su odio contra los dioses fue de manera ascendente al punto que se pusieron en marcha para activar a los dos chicos y comenzar una guerra contra ellos.

— No podemos intervenir. No aún. No vale la pena a esta altura — Sentenció Hera mirando los demás con severidad —. Que Atenea les de un empujón a sus hijos para poner en marcha un plan, sean ellos quienes liberen la batalla.

Zeus asintió gravemente, dándole la razón a su esposa.

***

Draven se preocupó al ver la seriedad misma en el rostro fino de Até, todas las expresiones de la chica de por sí tenían un toque sombrío, pero no tenía que ver con los poderes que afloraban, era su personalidad, como si detrás de muchas capas de ética y moral hubiese un monstruo, tratando de romper los límites que la chica se proponía, y habían veces que solamente el parásito tomaba el control, como la vez en la cual trató de matar, dañar, herir, sin sentir empatía por sus prójimos, y de todo eso se acentuaban más en sus rasgos finos aquella vez, arrugando el entrecejo y entrecerrando levemente los ojos, dejando a la vista marcas rojas que yacían bajo sus ojos, viéndose impotente y amenazadora.

— No es una broma — Contestó Draven al silencio de la chica —. Eres parte de una profecía.

— ¿Y qué dice esa profecía exactamente? — Inquirió luego de un rato.

"La Vasta Oscuridad tomará sus corazones con el Coral Negro, mestiza hija del opuesto, con ella, las estrellas y el fuego se harán saber y así con La Elemental Luz del poder." — Recitó —. Es una parte, dice mucho más, pero supongo que eso es lo que te interesa.

Até asintió, pero veía a este chico muy... Mágico, sin humanos a su alrededor, ¿Qué lo hacía mitad de uno?

— ¿Y tú madre?

La chica solo quería saciar su curiosidad, esta vez no era herir o revivir recuerdos malos, pero Draven le precia extremadamente curioso, además de que se veía que sabía más, sabía cosas que ella no, así que él sería su fuente de respuestas al menos un tiempo.

— En Kann.

— ¿Por qué debo créete con lo de los dioses? — Preguntó Até.

— Porque te mataras ti misma si no controlas las oscuridad, y así como te ayudaré e informaré, tú harás lo mismo por mi.

Até | Mestizos IWhere stories live. Discover now