Capítulo 20: Nerviosismo

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Éter había progresado notablemente, y se esforzaba cada vez más que Luke le recordaba que "los buenos" vendrían a verle y sería reclutado para luchar entre los mejores.

Él se consideraba imparable.

Pero Kira lo observaba como un niño perdido en el tiempo y espacio que solo seguía órdenes de otro adolescente, y... un adolescente que tenía la manía de protegerlo de todo.
Le daba botellas de agua para que cumpliera su dosis, sugirió e incluso cocinó con tal que Éter se alimentara bien. De vez en cuando, el chico podía notar como Luke abría los brazos de forma casi imperceptible, como si quisiera abrazarlo pero se mantuviera a raya.

A veces Luke hacía cosas demasiado tiernas para el juicio de Éter, y en viceversa le pasaba a Luke, pero no ambos, por lo menos el chico de Éter, se decía que aquello solamente era de... — que patético la verdad — mejores amigos. Porque empezaba a creer cualquier cosa que Luke le dijese, pero Thompson no era consiente de eso, no era consiente de nada en realidad en ese momento, solo eran  los entrenamientos, él y Éter.

Para Kira, era totalmente incómodo, sentía que su hijo estaba cambiando, no era un chico feliz y perceptivo, ahora se tomaba todo con... seriedad, una seriedad que no era propia de su niño, y se negaba rotundamente a aceptar su vida, lo que pasaba para que Luke estuviese ahí, lo que podría pasarle a Éter. Fallecer.

Negó lentamente con la cabeza, disipando su evidente destino, pero cualquier cosa podía pasar para que eso no sucediera ¿Verdad?

— No hay más que hacer, Éth — Luke comenzó a apodarlo así —. El jefe llegará en unas horas, debemos salir de Sommeil.

— ¿Dónde iremos?

— A... Órosad, queda a cinco minutos de de Vark pero a cuarenta y cinco minutos de aquí.

Éter asintió.

— ¿Debo llevar algo en especial?

Luke sonrió, como si le causase mucha ternura la inocencia de Éter sobre quien era su líder. Luke quería el mundo que le proponía Hades, sentía que merecía más respeto por ser mitad dios y no simplemente un humano, los dioses menores debían tener más reconocimiento y el rey solo sería el transportador de Até para que hiciese su cometido, ella no mataría el amor, la felicidad y la amistad. Eso pensaba Luke. Pero veía a Éter y comenzaba a temer por su futuro, pero ni si quiera él iba a impedir que sus creencias se vinieran abajo. Até arrasaría con todo y él no sería quien interfiriese.

***

Estaba en silencio. Un silencio sepulcral, porque ni siquiera sonaba el roce entre las llantas del auto con el frío asfalto de la carretera.

El día se acababa y se formaban extraño colores en el horizonte, acompañados por la tenue luz del sol que se escondía.

¿Quién había mandado a Apolo a ocultar a Helios tan temprano?

Luke maldijo porque cada vez iban más atrasados al lugar de encuentro con Hades, o quizás muy pronto, no sabía la hora, pues había insistido en no llevar celular o aparatos electrónicos, y la radio, estaba mala, no mostraba la hora y menos el canal que daba a escuchar música francesa pop que tanto le gustaba a Éter.

El chico repiqueteaba sus dedos contra el jean azul oscuro que usaba. Tenía la respiración dispar y miraba expectante todo el camino.

Al frente, asfalto interminable. A la derecha, árboles gigantes y milenarios. A la izquierda, Luke manejando con el ceño fruncido y las mejillas con ese leve color carmín que siempre traían.

Até | Mestizos IWhere stories live. Discover now