Capítulo 21: El humo azul

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Destrozó algunos árboles y luego mostró cómo podía repararlos con ayuda de la oscuridad que se escurría desde su pecho, su corazón, su espalda y sus manos, dejando a la planta como nueva, y ahora quien se atreviese a tocarlo moriría, porque Até no estaba hecha para sanar, no sin un costo.

Se enfrentó a los guerreros que Hades le pusiese enfrente, y los consumió con las sombras uno a uno. Materializó a unos cuervos, recordándole a Tessa y Oliver, haciéndole sonreír diminutamente, y luego solo compartió miradas altivas con el rey, porque ella no se sentía inferior a él, no lo era, y Hades lo sabía, así que solo aguantaba las miradas con cierta molestia por saber que él no sería comparable con aquella mestiza.

Draven observaba en silencio junto a Luke, quien parecía imperturbable con el ceño fruncido y sin despegar los ojos de Até, como si examinara sus movimientos.

La niebla que siempre acompañaba a Até había llegado tenuemente a la zona del bosque, pero se intensificó a penas comenzó a usar sus habilidades. No porque ella la invocara, sino porque Érebo había llegado y no quería perderse del espectáculo que su hija montaría sin dificultad alguna.

Éter observó todo el rato el suelo, vio el pasto que se ponía seco e infértil cuando Até reparó el árbol y los huesos de los pies de los guardias que se vez en cuando, tomaban la iniciativa de apretarle el cuello un poco más, tratando de torturarlo por intentar usar sus poderes contra Luke y escapar.

Se arrepentía mucho de casi haberle dejado ciego por la potente luz que de repente salió de su mano, pero... Él aún no controlaba bien las habilidades. Luke no había sido mal entrenador, pero Éter simplemente no tenía el dominio que mostraba Até con las sombras, y por eso no quería verle.

— ¡Éter! — llamó Luke —. El rey te ha hablado dos veces y no respondes. Es tu turno.

Levantó la mirada y se sintió pequeño al saber que Até observaba desde lejos su patético intento de controlar las luces.

— Corta y repara algún árbol, materializa lo que sea y consume con la luz alguna piedra, o cualquier cosa — Ordenó Hades.

Era simple. Simple si es que dominaban el área, así que lo único que Éter pudo hacer fue mirar sus manos y se asustó al verlas más brillantes.

Si bien es cierto que ya se había dado cuenta en algún punto que brillaba, ahora lo hacía con más intensidad.

De solamente sus manos apareció una débil luz que comezó rápidamente a extenderse hasta el árbol que estaba junto al que utilizó Até, quien movía maniaticamente un pie con tal de controlar las ganas que tenía por desaparecer y consumir la luz de Éter. Quería tomar hasta su alma llena de luminosidad y abastecerse de ella, solamente para saciar todo su instinto.

— Un hijo de Apolo lo haría mejor, Éter.

Giró abruptamente su cabeza hasta Luke, ¿En serio pensó que el podría ser su amigo? El que ahora se burlaba de él.

— No lo logrará — siguió Luke —. Rey, mírelo, no es digno de ser parte de un primordial como lo es el dios Éter, ni de ser llamado La Elemental Luz.

Hades observó a su discípulo con disimulo, sabiendo perfectamente el plan del hijo de Asteria, y la verdad era que le molestaba profundamente, porque solo alimentaba el hecho de que Éter debía ser humillado para ser fuerte y no podría valerse por sí mismo. No le servía un chico débil que lloraría por las noches por vivir su realidad, no lo haría más fuerte y ni más sabio, Hades quería a alguien que no se derrumbase ni demostrase que es más sólo porque le ven como menos, quería a alguien que supiese su puesto y se conformara con el, pero claro, nadie se conformaría con la forzada función que Hades le podría.

Até | Mestizos IWhere stories live. Discover now