⁴⁰· ᴍsʏ - ᴍᴛɴ

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• 19 años después •

Habían pasado ya 19 años, Min T/n ahora era toda una jovencita muy inteligente y muy bella también.

- ¡Papá! ¿Me puedes explicar... qué es esto? - levantó aquella hoja a la vista de su padre con una expresión bastante seria en su rostro -

- Hija yo...

Una hora antes.

Un día como cualquier otro, la chica se encontraba en su habitación, haciendo unas cuantas tareas antes de salir a caminar un poco, como usualmente hacía todas las tardes.

Estaba por terminar un ensayo que le había dejado el día anterior su profesora favorita, Kang Kauming, aquella mujer de raíces tanto Japonesas como Coreanas, que a pesar de tener una apariencia seria, dominante y de un carácter bastante fuerte la mayoría del tiempo y sin una pizca de sensibilidad, era muy buena persona en el fondo, la mejor que T/n pudo haber conocido a lo largo de su vida.

En fin, sólamente le restaban tres párrafos y aquel ensayo ya estaría terminado y listo para ser revisado al día siguiente, con un "Bien hecho
T/n, tu trabajo está perfecto e impecable como siempre".

Sonrió en amplio al pensar que como siempre, su trabajo le agradaría a Kang.

En fin, siguió en lo suyo hasta que finalmente acabó.

- Y... ¡Listo! ¡Ya está terminado! ¡Yeeeyyy! - hizo una mini fiesta al ver su ensayo completado y perfecto - Muy bien Min T/n, estoy orgullosa de ti, nuevamente has terminado un trabajo de manera p-e-r-f-e-c-t-a - movió sus dedos índice y pulgar juntos al decir por separado cada letra - se animó a sí misma como ya era su costumbre - Bien, ahora lo único que resta, es imprimir, engrapar y meter en un folder todo ésto

Sin más, guardó el documento y seguidamente lo imprimió, cuando ya todas las hojas estaban impresas, las tomó y acomodó un poco.

- Bien, ahora sí, ya sólo engrapo y guardo esto en el folder y ya queda - sonrió leve, acomodando y alineando bien las hojas, una vez listas, estaba a punto de tomar su engrapadora, pero
- Bien, a engrap- ¿Y mi engrapadora? ¿Dónde estará metida la condenada? - la comenzó a buscar por todo el escritorio, en la cama, dentro de los cajones del escritorio, en otros muebles, en la mochila, y por doquier sin obtener éxito alguno - ¡Ah, cierto! Ayer se la presté a Kookie, bueno, ya me la regresará después - se rascó la nuca - de veras que a veces puedo llegar a ser muy distraída, pero en fin, soy así, así nací y así me moriré, más nada puedo hacer al respecto - suspiró - le pediré a papá la suya prestada, creo que alguna de sobra si ha de tener

Sin más, la chica se dirigió a la sala, donde se encontraba él, leyendo un libro.

Ya estando ahí.

- Oye papá

- Sí, dime, ¿Qué pasó, hija?

- ¿De casualidad tendrás una engrapadora de sobra que me prestes?

- Ah, claro que sí hija, mira, ve a mi despacho y ahí en mi escritorio está, checa si tiene grapas, si por alguna razón u otra no tiene, en el cajón de lado derecho hay unas cuantas en una caja café para que le pongas ¿Está bien?

- Sí papá, bueno, ya regreso

- Está bien hija

Sin más, luego de eso, la chica subió de nuevo escaleras arriba y se dirigió al despacho.

•No es fácil decirte adiós•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora