⁶⁸· ᴋʏɢ - ᴊᴊᴋ

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Los mayores conversaban de diversos temas, mientras los más pequeños sólo jugaban, reían y convivían.

- ¡Yugi! - el menor de ambos llamó a su amigo -

- ¿Qué pao Mino?

- ¡Mi Omma me dijo que voa tenel u hemanito mu ponto! - exclamó con alegría -

- ¡Woa, que ben! - respondió de la misma manera -

- ¡Shi!

Todo el rato, ya fuera que se pusieran a jugar, a platicar de cualquier cosa, o simplemente, imaginando todo lo que en algún futuro podría llegar a pasar, apenas el hermano menor de Minho naciera.

El pequeño bebé finalmente había nacido, sus padres con ayuda de Minho habían decidido ponerle por nombre, JungKook, Jeon Jungkook, obviamente al instante todos fueron a conocerlo, especialmente, el pequeño Yiungeon.

Su llegada sin dudar alegró a todos, en especial a su hermano mayor y a quien a partir de ese instante en adelante, sería su mejor amigo y como otro hermano más para él.

Desde ahí, tanto Yiungeon como Minho, estuvieron a su lado, al pie en todo momento, ningún momento le dejaban solo, y se prometieron a sí mismos, que nunca jamás pasaría tal cosa. Lo que ellos no sabían, ni tenían la menor idea acerca de, era que... la vida no siempre tiene ni comparte los mismos planes que nosotros para con nuestro futuro. Y era algo, lo cual tarde o temprano, de buena o mala manera, iban a tener conocimiento, aunque era más probable que, sucediera de la mala manera que nadie quiere, pero joder, claramente en esos instantes no se iban a poner a pensar en esas cosas, mucho menos cuestionarse a sí mismos, si lo cumplirían y sin proponérselo, romper dicha promesa en algún futuro, muy probable y malamente, no muy lejano, tan sólo eran unos pequeños niños, que de la manera más inocente posible, habían prometido a su pequeño dongsaeng que jamás le dejarían solo, que pasara lo que pasara, estarían a su lado, cuidándolo, queriéndolo mucho, y apoyándolo en todo lo que les fuera posible, y añadiendo, que él más joven, ni siquiera estaba en cuenta de eso... así que... si no tenía ni siquiera la noción, no era del todo malo ¿Verdad?... si tan sólo supieran, que para una promesa, no siempre se requería de sólo palabras, sino que también, de acciones, pero, volviendo a la postura inicial, ambos estaban absueltos de toda culpa, y justificación para ellos, era lo que no hacía ninguna falta.
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Bueno, he aquí esta parte, que a pesar de ser corta, espero y les haya gustado mucho.
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•No es fácil decirte adiós•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora