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Hoy es la dispuesta sorpresa que me tiene preparada Pablo. Estoy nerviosa, a saber si se le han cruzado los cables y me manda a un sitio caro, como siempre. Solo me ha dicho que me arregle bastante y que prepare una maleta.

Me lavo los dientes mientras el altavoz reproduce El Incomprendido, de Farruko. Me enjuago la boca y me cepillo el pelo mientras bailo frente al espejo. Acto seguido, elijo la ropa del vestidor: un vestido largo satinado rojo con unos tacones negros; y me lo pongo. Oigo como me están llamando al móvil sin siquiera subirme la cremallera del vestido.

- Si?

- Buenas mi reina, qué tal vas?- dice Pablo al otro lado de la línea.

- Me falta poco. Sucede algo?

- Paso a por ti en 30 minutos- dice y cuelga. Maldigo que lo haga, directamente no me gusta que me cuelguen sin haber dado yo una respuesta.

Bueno dicho eso, me subo la cremallera y me pongo los tacones. Retoco mi pelo enfrente del gran espejo y pillo mi gabardina negra. Bajo los escalones junto a la maleta y me voy al salón a esperar; después de 15 minutos, Pablo toca al timbre.

- Ostia que guapa vas nena- dice cogiéndome de la cintura y plantándome un beso en mis labios.

- Tú tampoco te quedas atrás anda- digo poniendo mi dedo en su pecho. Él lleva un esmoquin negro con corbata y unos zapatos de charol.

- Vente amor- me agarro a su brazo para no caerme y andamos hacia su nuevo Tesla, hoy ha ido a recogerlo al concesionario.

- Me encanta tu coche- digo pasando un dedo por la tapicería al ver que está tan suave.

- A mí me encantas tú.

[...]

Después de unos 30 minutos en carretera, llegamos al aeropuerto de Barcelona. Pablo saca unos boletos para el avión y yo solo puedo mirarle impresionada.

- No te creo. A donde nos vamos?- digo ilusionadisima.

- Aaaaah- eleva los hombros haciéndose que no sabe nada- anda vámonos que ya sale el avión privado.

Después de 10 horas y pico llegamos a Miami. Nada más desembarcar, Pablo conduce un coche y me lleva al puerto, donde busca desesperado un yate. Saca la llave del bolsillo y uno de ellos suena. Es un yate blanco, con muchas cosas caras y con unas escaleras para bajar al mar.

- Ay mi madre que bonitoo- digo mientras pego saltitos como puedo.

- Ven, pasa- me agarra de la mano para que me adentre en él y le echo una ojeada por encima.

- Joder Pablo esto es súper bonito. Perdona por haberme puesto como me puse anteayer- digo mirándole a los ojos y agachando la cabeza.

- Eyy tranquila amor, no pasa nada- levanta mi mentón y me reparte muchos besos por la cara- ahora importa que estamos los dos juntos, vale?- asiento y tomo yo la iniciativa de darle un besazo.

Después de un rato dándonos besos, decido ir a dar una vuelta por el yate. Tiene dos plantas, un baño y una mini-cocina.

- Mi amooor me encanta todo- digo subiendo y encontrándole sentado leyendo una especie de manual.

- Bua no sé ni cómo vamos a salir de aquí bebe, no sé arrancar este bicho- cojo las llaves y me dirijo al "puesto de mando". Meto la llave y el barco se enciende, y mientras Pablo me mira sorprendido.

- He ido muchas veces con mi padre a pescar y este barco tiene el mismo sistema.

Mientras el barco se mueve, decido bajar abajo a cambiarme al bikini. El vestido ya estorba demasiado y hace un calor de locos. Escojo un bikini beige y me lo pongo. Subo y me tumbo en un lado del barco donde da el sol y me echo crema.

- Amor te vas a achicharrar- dice mientras pone una mano en mi espalda.- Te has echado crema en la espalda?

- Ahí no llego.

- Pues te echo yo- aplica un poco de crema en mi espalda y me desabrocha la parte de arriba. Me hace un masaje que por poco me quedo dormida.- Apañao, qué guapa eres mi chica.

- Anda que tú- me quedo embobada mirando sus abdominales, vaya vicio dios.

Se tumba al lado mía y nos besamos como si no hubiese un mañana.

- Te quiero mucho mucho.

- Y yo a ti mi niña.

Efímero || Pablo GaviΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα