29

7.8K 255 16
                                    

17 de diciembre. Estos meses han pasado volando como los aviones, y tengo mucho que contar.
Con la uni voy perfectamente, nos dieron las notas anteayer y todas aprobadas, incluso la microbiología.

Bueno, mi hermano lo dejó con su anterior novia y se ha vuelto a echar otra, se llama Helen y llevan por lo menos 2 meses. Se ha mudado de casa a una mucho mejor y ha cambiado de trabajo, ahora es administrativo en una de las empresas más caras de Barcelona.

Marta y Pedri están saliendo después de muchas pegas y movidas de por medio, la ex de Pedri no paraba de buscarle y Marta solo se deprimía en mi sofá. Ella vive con él.

Y Pablo y yo estamos en nuestra mejor etapa. Nos hemos mudado juntos. Hace unas semanas discutimos fuertemente, se mostró arrepentido después de todo y se disculpó conmigo. Y después se ha estado comportando como un rey conmigo, pasamos más tiempo juntos y la confianza entre nosotros no existe, pues nos duchamos juntos casi siempre y dormimos igual.

Ahora mismo me encuentro preparándole el desayuno a mi Pablito. Lleva haciéndome el desayuno todos los días y hoy me toca a mí, le voy a preparar unos pancakes con un batido proteico. Oigo como unas zapatillas carraspean por las escaleras de mi casa.

- Buenos días bebe- me da un beso en el cuello y mis hormonas se revolucionan. Últimamente le ha dado por llamarme así y yo estoy agradecida.

- Buenos días príncipe, qué tal andas?

- Iba mal hasta que he visto a mi novia haciéndome mi desayuno favorito y todo se me ha vuelto de colores. Aun encima lleva ese pijama que resalta su culazo un montón y ahora me dan ganas de follarla aquí mismo.- me quedo petrificada ante aquella confesión. Y ahora me quiere poner cachonda.

- Déjame acabar esto y solucionamos eso ahora.- su cara se ilumina y yo solo puedo reírme.

Acabo de hacerlas y le sirvo dos en su plato, y en un abrir y cerrar de ojos veo como han desaparecido.

- Max me las ha robado.- se encoge de hombros y se levanta a ponerse otras dos.

No he hablado de Max, bueno es un cachorrito de Golden Retriever precioso. Lo adopté hace dos semanas y lo único que hace son trastadas.

- Max no comas más- digo mientras se sienta y me mira con unos ojitos que me muero.- No me mires así.

- Pobrecillo bebe, perdónaselo- asiento y le acaricio su pelo.

Termino mi desayuno y me tumbo en el sofá, joder estoy derrotada. He dormido como el culo y la verdad me echaría otra siesta, pero noto un peso encima y veo la cara de Gavira a centímetros de mí.

- Eres más bonita de cerca- dice pasando la yema de su dedo índice por cada parte de mi rostro. Un cosquilleo recorre mi cuerpo.

- Anda que tú, vaya sonrisa tienes.- digo y acorta la distancia estampando sus labios junto a los míos.

- Hoy no me apetece hacer nada, me duele la cabeza y la tripa a morir. Prefiero quedarme tumbada contigo.

- Pues te doy mimitos.- justo toca mi frente y su cara cambia a una de preocupación.- Olaya estás bien? Estás ardiendo bebe.- niego con la cabeza y corre hacia arriba a por el termómetro y a por un paracetamol.

Estiro el brazo y pone el termómetro en mi axila, esperamos a que pite el cacharrito. 40,2°C, de puta madre.

- Olaya al hospital- me coge en brazos y me sube al Cupra.

Conduce como si fuese Max Verstappen, y me da miedo de que se la estrelle contra alguno. Después de unos cuantos esquivos, una parada de la poli y unos autógrafos llegamos al hospital. Me llevan rápido a una consulta y Pablo no me suelta de la mano. Y mis ojos no ven nada más.

PABLO

Olaya cierra los ojos al momento. Mi preocupación aumenta al ver que los doctores me han echado de la consulta y se me pasa por la cabeza llamar a mi mejor amigo.

- Nico tío.

- Qué pasa bro.

- Es Olaya, estamos en el hospital porque estaba ardiendo y ha soñado un pitido raro en la máquina, me han echado y joder- se me corta la voz de pensarlo y me pongo a llorar.

- Estate tranquilo, voy para allá. Ni se te ocurra hacer nada raro.- y cuelga. Mientras yo sigo llorando en la sala de espera.

Un rato después, aparece Nico sofocado y se sienta al lado mío. Me consuela, me pregunta y yo no soy capaz de dar respuesta. Sale un doctor flechado de la consulta y me levanto a preguntar. La respuesta: se encuentra bien, estable.

Efímero || Pablo GaviWhere stories live. Discover now