1

96.2K 4K 243
                                    

KATHERIN

—Oye, deja de perderte en tus pensamientos, llegó gente a la sala vip, ya sabes, atiéndelos de lo mejor— miré al gerente y asentí.

Hace un año empecé a trabajar en Le Bernardin, era uno de los mejores restaurantes gourmet de la ciudad, era mesera del lugar a medio tiempo, empecé a trabajar desde que mamá cayó enferma, éramos sólo ella y yo contra el mundo.

El gerente era un idiota total, sin embargo, siempre que necesitaba algún permiso especial él me lo concedía, a veces incluso llegaba a pedirle algunos adelantos de sueldo, en este momento yo era el único sostén de nuestro hogar.

Llegué a la zona vip y me encontré con tres hombres de avanzada edad y uno un poco más joven, parecían empresarios, reconocí a uno de ellos como el dueño de la casa de moda más importante del país, Lucían Collins, lo admiraba a él y a su trabajo, gracias a él fue que me decidí por estudia diseño de modas, era mi ídolo y ejemplo a seguir.

Él me barrió con la mirada y me sonrió antes de centrar su atención en la conversación que tenían momentos antes de entrar a atenderles.

Toda la noche fue muy tranquila, hubo comensales hasta altas horas de la noche, aproximadamente a las dos de la mañana el transporte me dejaba nuevamente en mi hogar después de la larga jornada, no era el trabajo más conveniente, pero era el que pagaba mejor.

Tome una ducha y aliste todo para la mañana siguiente, debía despertar a las siete para ir a la universidad, era la misma rutina agotadora toda la semana.

✶⊶⊷⊶⊷⊶⊷⊷❍⊶⊷⊶⊷⊷⊶⊷✶

Sentía que dormía entre nubes, no recordaba cuando fue la última vez que tuve tanta tranquilidad, soñaba que estaba en un hermoso prado, en mi sueño podía ver un hombre con unos ojos negros intensos mirándome desde lejos, eran hermosos, aunque no podía ver el resto su rostro sentía que con su mirada me atraía hacia allí, era un hombre de cuerpo maravilloso, se veía lo bien trabajado que estaba.

Me estaba acercando a él, a punto de tomar la mano que me ofrecía cuando una voz empezó a hablar a mí al rededor; abrí mis ojos lentamente adaptándome a la luz que entraba en ese momento a la habitación, mientras me desperezaba escuche de nuevo a mamá.

— Ya despierta Kathe, se está haciendo tarde — me tapé por completo la cabeza con la sabana para seguir durmiendo hasta que sentí que la tiraron fuera de la cama.

— Despierta, es tarde, nada de pereza, llegarás tarde a la universidad, ya son las siete — me senté de golpe en la cama.

Maldición, mi clase iniciaba a las siete treinta, ni volando llegaba a la primera clase, la universidad estaba a cuarenta minutos de casa, si tomaba el colectivo a tiempo.

— Me quedé dormida — le dije a mama mientras la veía rodar los ojos.

—Casi que no me doy cuenta — me contesto burlonamente mientras me veía correr hacia el baño.

— Arréglate, yo te preparé algo de desayuno — le grité un gracias desde el baño.

Rápidamente tome un baño, me cambié y peine en tiempo récord, tome un sándwich y un vaso de café de mi taza térmica y salí disparada hacia la parada de colectivo, si tenía suerte llegaba a media clase, sólo esperaba que me dejaran entrar.

— Ten buen día hija — grito mamá desde la puerta.

— Tu igual mamá, ya sabes, no te sobre esfuerces, te amo — grite de vuelta y seguí mi carrera.

Al bajar del colectivo corrí lo más rápido que pude, no me importaba cuánta gente me llevaba por delante, sólo gritaba una disculpa y seguía mi camino.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora