4.

63.4K 3.7K 149
                                    

KATHERIN

Llevaba toda la tarde junto a mi madre, aunque se veía un poco mejor, sabía que día a día su condición se iba a deteriorar.

Le conté que había dejado mi trabajo en él "le Bernardin", que en el mismo lugar había conocido a mi novio y que mi padrino me había ayudado a conseguir empleo en Collins Fashions, ella estaba super feliz hasta el momento en que le dije que mi "boda" sería en unas semanas.

— ¿Unas semanas?, ¿acaso estas embarazada Katherin Davis? —

— Claro que no mamá, es que nos sentimos muy enamorados y no queremos dejar pasar ni un minuto más lejos el uno del otro — era la mentira más grande que había dicho, pero su salud era lo más importante para mí.

Aunque al principio se mostró reacia, al final me dio la bendición, y me deseo lo mejor para mi futura vida en matrimonio, eso sí, quería conocer al afortunado que había ganado mi corazón, si supiera que yo también quería saber quien era.

En la noche Steven se ofreció a cuidar de mamá, aunque Amelia era una mujer terca, había una sola persona a la que no contradecía y obedecía al pie de la letra, ese era Steven, como siempre ellos ganaron y yo fui a casa a descansar, el día de mañana debía verme con el señor Collins y con mi futuro esposo para firmar el contrato.

La mañana llegó y mis nervios estaban a flor de piel, me vestí con una blusa de satén con cuello en V y mangas largas, con algunos botones que funcionaban como decoración, la había diseñado para un proyecto en la universidad; una falda tubo negra hasta la rodilla y unos zapatos negros de tacón.

Afortunadamente por mi vocación nunca nos faltó la ropa, desde los doce años por enseñanzas de la vecina de mi abuela y algunos recuerdos que me quedaban de niña, toda la ropa la diseñaba y confeccionaba yo misma, tanto para mí como para mamá, la señora Miriam nos regalaba algunas telas, ideales para la ropa, además me regaló su máquina de coser cuando ya no pudo usarla más por su enfermedad.

Salí con tiempo suficiente para llegar al lugar, puse mis auriculares y tomé el colectivo rumbo a la mansión Collins, luego de casi una hora de viaje ya estaba en la entrada de aquel imponente lugar. Tome una larga respiración antes anunciarme, me atendió una mujer mayor muy amable y me llevo al estudio de diseño del señor Collins.

— Puede esperarlo aquí señora Collins, el señor vendrá en un minuto — fruncí el ceño.

— Puede llamarme Katherin —

— Señora Collins es lo más apropiado — arrugué mi nariz mientras negaba con la cabeza.

— Por favor llámeme Katherin, me sentiría mucho más cómoda de esa forma señora...—

— Angie, mi nombre es Angie Seño... Katherin —sonreí mientras le extendía la mano.

— Es un gustó para mi conocerla, Angie— ella estrecho mi mano y salió del lugar.

Mire cada cosa que había en aquella habitación, era enorme, había telas y más telas por doquier, de todo tipo de material y color, accesorios, maniquíes, mesas de dibujo llenas de diseños fabulosos.

seguí caminando por el lugar hasta que llegue a un maniquí con un vestido color carne, era un diseño largo, con escote en un solo hombro, y llegando hasta la espalda con aplicaciones de pedrería roja y algunas plumas del mismo color, la falda se desprendía de finas capas de tul, encargadas de darle vuelo al diseño con distintos tonos de rojo que lo hacían ver estilo degrade. Seguí mirando y arrugué un poco la frente, sentía que le hacía falta algo.

— ¿Qué opinas de ese diseño? — la voz del señor Collins me hizo gritar y saltar a un lado del maniquí. — Lamento asustarte, buenos días Katherin — dijo dándome una sonrisa burlona.

— Buenos días señor Collins, disculpé mi atrevimiento al estas husmeando en su estudio, no lo pude evitar, esto es maravilloso — él me sonrió.

— Veo que le ha llamado la atención ese diseño, es parte la próxima colección, ¿Qué Opina? — lo mire con algo de incertidumbre.

— ¿En serio quiere mi opinión? — Pregunté incrédula.

— Me encantaría escucharla — mire el diseño y volví mi mirada a él.

— Con el debido respeto que usted se merece, siento que le falta algo — el simplemente sonrió y me hizo un ademán con su mano para seguir.

— Siento que un poco más de pedrería en la zona de cuello y pecho sería ideal — me quedé pensando un poco, trazando líneas en mi cabeza mientras miraba el diseño hasta que sentí un toque en mi hombro.

— Plasma tu idea aquí — me tendió un cuaderno y un lápiz que rápidamente tome y empecé a diseñar, inicié copiando el diseño principal, luego tome otra hoja y sobre esta hice los arreglos que sentí debería tener.

Un bordado en el frente hasta donde terminaba el escote, además de algunos apliques a manera pliegues para darle un toque más sofisticado, y una abertura profunda en la pierna derecha que iba desde medio muslo.

Terminé de dibujar y cuando me sentí a gusto con mi trabajo lo extendí hacia el señor Collins, él lo tomo analizándolo, miro varias veces de forma alternada desde el vestido hacia el nuevo diseño.

— Exquisito, no me equivoque al elegirte — me ruborice un poco.

—Es para mí un honor escuchar esas palabras saliendo de su boca, usted ha sido mi inspiración durante años —

— Es muy grato escuchar eso, saber que mi trabajo inspira a jóvenes me llena de orgullo, ahora me gustaría que habláramos de lo importante — le asentí con la cabeza y nos dirigimos hacia los sillones.

— Antes de que llegue mi hijo para firmar los documentos que se deben firmar me gustaría tomarte medidas para un vestido de novia y uno de cambio, aunque será pronto, la boda será por la Iglesia y hemos decidido que sean tres años — lo mire sorprendida.

—¿Tres años? — el sólo asintió con la cabeza.

— Voy a pedirte un favor enorme —

—¿Aparte de casarme con su hijo? — pregunte sarcástica enarcando mi ceja, él sonrió de medio lado.

— Aparte de eso, otro más — giro su mirada al diseño y la volvió a mí.

— Mi hijo no puede enterarse de las razones por las que estás haciendo esto, lo conozco y sé que será capaz de chantajearte para que termines el contrato — suspiró mientras se masajeaba las sienes, — ¿Puedo contar contigo? —

— No se preocupe señor Collins, no se enterará, y si lo hace no dejaré que me manipule, lo que más me importa en este momento y el por qué aceptó esta forzosa unión es por mi madre, nada es más importante para mí que su bienestar —

— Perfecto —

Me hizo una seña para que lo siguiera y me paro sobre una pequeña tarima para tomar mis medidas, esto era un sueño hecho realidad, iba a tener dos vestidos Collins Fashions, ni trabajando un año podría comprar uno de ellos y ahora iba a tener dos.

La puerta se abrió se par en par de un golpe y nos sobresaltó, por poco caigo de la tarima del susto, mire al responsable y mis ojos no podían creer lo que veían.

— ¡TÚ! — Dijimos al unisonó.

— Hiciste que me despidieran de mi trabajo — le grite señalándolo y él sólo se encogió de hombros restándole importancia.

— ¿Qué hiciste qué? — preguntó su padre.

— Ella se lo busco, es una inútil, hable con Gerald y el no tuvo reparo en sacarla del Le Bernardin — El señor Collins solo negó con la cabeza.

— Eres un idiota, ¿sabes que fue tu culpa no? —

— ¿Qué buscas en mi casa? Si quieres trabajo déjame decirte que no contratamos gente incompetente —

— Matthew basta, ella es Katherin Davis — todo se quedó en silencio un momento antes que el señor Collins soltara la bomba.

— Ella es tu prometida —

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora