16.

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MATTHEW.

La semana había pasado volando, ya era viernes y mañana sería "El gran día", nos encontrábamos en el apartamento organizando todo para pasar la noche en casa de mis padres, donde mañana se realizaría la boda.

Estaba en el cuarto de Katherin tirado en la cama mirando al techo, yo no tenía necesidad de empacar nada, pues en casa de mis padres tenía de todo.

Katherin entró a la habitación enfundada en un vestido negro corto, ceñido a su cuerpo que la hacía ver como una diosa, algo apretó en mi pantalón cuando empino su delicioso trasero buscando algo en el armario.

— Si no dejas de mirarme el trasero te pateare tan fuerte que no podrás tener hijos en el futuro —

— Me harías un favor, los niños no están en mis planes, ni ahora ni nunca — ella rodó los ojos. — Por cierto, ¿Porque vas vestida así? —

— Saldré — fue lo único que contesto mientras la veo a subirse en unos zapatos negros.

Últimamente salía mucho, todas las tardes luego del trabajo salía y volví a entrando la noche, lo sé porque veo cuando se iba de la empresa y el guardia del edificio donde esta nuestro apartamento me decía la hora en que llegaba. Sonreí como el gato del país de las maravillas, si salía tanto significaba que tenía un amante, sólo tenía que seguirla y conseguir pruebas suficientes para divorciarme, era perfecto.

— ¿A dónde irás? —

— No lo sé, tu mamá es la que quiere salir — ¿Mi mamá? Fruncí el ceño

— ¿Por qué mi mamá querría salir contigo? —

— Eso es más que obvio por supuesto, porque soy una persona mucho más agradable que tú, porque eres un idiota y yo soy fabulosa y porque tu mamá está tan desesperada con tu actitud que cuando está cerca de ti sólo quiere golpearte, podría seguir enumerando razones —

— Estúpida — le lance la almohada que estaba usando, que para mí buena suerte golpeó su rostro.

— Idiota — me saco el dedo medio y salió de la habitación dejando tras de sí una estela con su fragancia. — Mueve tu trasero y vámonos, antes que me den ganas de cometer un homicidio — gritó desde la puerta.

El camino hasta la casa de mis padres fue en completo silencio, aunque esta vez debo decir que no era un silencio incómodo como la primera vez que salimos, al llegar vi varios autos estacionados afuera del lugar, apreté el volante con fuerza hasta que mis nudillos se tornaron blancos al reconocer uno de los autos, Ethan.

Katherin se me quedó mirando desde su lugar, parecía querer decirme algo estiró su mano un par de veces antes de suspirar y bajar del auto, mujer despreciable, no espero que abriera su puerta.

Baje rápidamente y me coloque a su lado.

— ¿No te dije que esperaras que abriera la puerta? —

— Parecía que tenías una pelea interna contigo mismo, preferí hacerlo sola —

— Vamos —tome su mano y entrelace nuestros dedos, ella intento zafar su mano un par de veces — Debemos entrar así, hay familia adentro que no sabe nada de esta ridiculez, así que se una obediente mujer y no causes problemas — enterró sus uñas en mi mano y rodo los ojos.

— Loca — tiré de su mano para entrar a casa.

Las voces de todos se escuchaban desde la puerta de entrada, parecían tener una plática muy animada, tan pronto pasamos la entrada de la sala todos se quedaron en silencio, eché una ojeada rápida, estaban mis tías, algunas primas y tíos, y para mi mala suerte estaba Ethan, la sangre subió a mi cabeza y quise tirarme sobre el al ver quien estaba sentada sobre sus piernas, allí sentada y sonriente como si no hubiera hecho nada se encontraba Sarah.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora