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KATHERIN

La idea de conseguir trabajo en lo que estaba estudiando y lo que era mi pasión e inspiración me hacía realmente feliz, aunque por la preocupación por la enfermedad de mi madre no pudiera expresar mi felicidad, estaba segura que trabajando duro podría pagar todo para ella y hacerme una diseñadora reconocida algún día.

Estaba pronto a amanecer, mis párpados pesaban y estaba sobre mi todo el cansancio del día anterior, aún me encontraba en el hospital sentada a un lado de la cama de mamá, se veía tan frágil en esa cama, tenia su mano entre las mías, me sentía tan inútil en este momento que quería llorar.

Desde que ella enfermo hace dos años decidí llevar todos los gastos de la casa por mi cuenta para que ella dejará el trabajo y se dedicará a descansar y recuperarse de su enfermedad, aunque al principio su carácter terco no se lo permitía, al final accedió a quedarse en casa, algunos fines de semana, cuando se sentía de buen ánimo y un poco más saludable, preparaba muchos postres y ponía una mesa frente a la casa para venderlos, yo por mi parte usaba mis fines de semana para realizar algunos trabajos de modistería, había creado un pequeño taller en una habitación vacía de nuestra casa.

— Ve a casa y descansa un poco — la voz de Steven me saco de mis recuerdos.

— No estoy tan cansada, puedo estar un rato más — el negó con la cabeza.

— Lucían nos espera en su casa a mediodía, lo mejor será que descanses bien, uses algo creado por ti y lleves todo lo referente a tus estudios — abrí los ojos con sorpresa.

— ¿Lucían?, ¿Cuándo dices lucían te refieres a Lucían Collins? — pregunté aún asombrada

— Si, ¿que no te lo había dicho? — negué con la cabeza. — Bueno, aparte de ser mi amigo desde secundaria, mi estudio fotográfico trabaja para él, así que literalmente trabajamos juntos, yo me encargo de coordinar y realizar todas las sesiones de fotos de su revista — salte a sus brazos.

— Eres el mejor padrino del mundo, lo mejor que nos dejó ese tipo — cuando decía ese tipo me refería a mi "padre", nos había abandonado por otra mujer cuando yo estaba chica, o eso fue lo que mi madre me conto.

— ya, ya — me dio palmadas en la cabeza, — Ahora quítate que arrugas mi camisa — era un poco extraño y odiaba las muestras de afecto, pero siempre nos apoyaba en lo que necesitábamos, aparte estaba segura que sentía algo por mamá, nunca la dejaba sola, y corría a ella al primer llamado.

— Gracias, iré a buscar mi mejor creación, no te defraudaré — él me sonrió y se sentó en el lugar que estaba ocupando yo al lado de mamá, me acerqué ella y le dejé un beso en su cabeza.

— Vendré a verte más tarde mami, tienes que ser fuerte, te prometo que lograré que te recuperes sin importar lo que tenga que hacer —

— Si sigues aquí un minuto más me voy a arrepentir de llevarte con Lucían — le sonreí y salí corriendo de la habitación.

Al llegar a casa dormí hasta casi las nueve de la mañana, desperté y me dispuse a darme un baño de agua helada para despertarme bien, busqué un vestido negro que había diseñado, era sin escote al frente, pero con un discreto escote en la espalda, con un cierre alrededor del cuello muy delicado con decoraciones de encaje, con mangas de encaje y llegaba a la rodilla con un hermoso acabado en encaje también, me pareció perfecto para la entrevista.

Busque mi cuaderno de diseños y agregue algunas hojas sueltas que tenía, remarque y firme algunos de mis diseños más importantes a mi consideración y tome foto de cada uno de ellos, todos con mi firma.

Para las once de la mañana mi padrino llegó a casa y partimos rumbo a la mansión Collins, el camino se me hizo largo y estresante, sentía que me faltaba la respiración a todo momento.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora