47.

46.9K 2.8K 77
                                    

MATTHEW.

La lluvia me cubrió por completo al salir del hospital cubriendo mi desesperado rostro, no podía tener un hijo, no podía. ¿Cómo iba a cuidar de él? ¿Y si volvía a pasar lo mismo?

Caminé bajo la lluvia hasta que mis pasos frenaron frente a un parque, un parque lleno de juegos para niños que ahora por la lluvia estaba vacío.

Me senté en una de las bancas tirando mi rostro hacia atrás, dejando que la lluvia mojara mi cara y lavara mis lágrimas.

— ¿Qué crees que haces idiota? — abrí los ojos encontrándome con el enojado rostro de Maggie.

— Vuelve al hospital Mags —

— No, No hasta que hablemos — se sentó a mi lado.

— Te vas a resfriar, y es peligroso que salgas sola, más ahora que William debe estar buscándote. —

— Me importa una mierda eso, ahora mismo me vas a decir, ¿Que carajos fue eso en el hospital? —

— No quiero hablar de eso Mags — resoplé mientras me volvía a acomodar como estaba.

— Y te vuelvo a decir que me importa una mierda lo que quieras, habla ahora — había olvidado lo malditamente insistente y obstinada que era.

— Simplemente no puedo Maggie, no puedo tener un hijo, dime, ¿Qué clase de padre sería? No pude protegerte, no pude proteger a Kathe, no lo pude proteger a él —

— No sé qué pasa por tu cabeza, pero ni siquiera el asqueroso de William hizo cosa semejante — ¿no sé qué tenía que ver una cosa con la otra?.

— No soy ese malnacido —

— No, ahora veo que eres peor, mira que despreciar un hijo — negó con la cabeza — No hay nada más bajo que eso, y créeme he vivido situaciones de las más bajas y asquerosas, y aunque mi hijo no fue deseado en un principio, no me arrepiento de tenerlo — sollozó — solo espero tenerlo en mis brazos pronto —

— Lo siento Mags, tampoco pude cuidarlo adecuadamente —

— No seas tonto, ahora dime, ¿Que te hace pensar que no cuidaras tu propio hijo? vi que cuidabas muy bien a Kathe — me quedé mirándola, no sabía si contarle o no, suspiré mirando al cielo y me decidí a contarle la verdad, alguien tenía que saberla algún día.

— Porque ya perdí uno por mi descuido — le dije aun mirando el cielo.

— Explícate — gire mi rostro conectando nuestros ojos azabaches.

— Días después de que desapareciste, Sarah llegó a mí con el resultado de una prueba de embarazo positiva, me puse muy feliz porque iba a ser padre, en ese momento tenía dos meses y medio, casi tres y un pequeño bulto se le notaba en el abdomen, decidimos esperar a los cuatro meses para saber el sexo y así contárselos a todos, a ti incluida, queríamos encontrarte antes de contar una noticia tan importante — sonreí amargamente.

— Luego de eso empezamos a seguir pistas de tu paradero, la mayoría pistas eran falsas, pero no perdíamos las esperanzas, estábamos tan sumergidos en ello que llegaba muy tarde a casa, y salía temprano — apreté mis manos en puños.

— Faltaban solo unos días para la consulta, por fin sabría el sexo de mi pequeño, pero recibí la llamada de un centro médico que estaba ubicado saliendo de la ciudad, la recepcionista me llamo para advertirme lo que Sarah estaba a punto de hacer, aun así, no llegué a tiempo — ahogue un sollozó.

— Sarah aborto nuestro hijo ese día, dijo que era mi culpa, yo no había sabido cuidarlos, no les brindaba la atención y el tiempo que necesitaban, cuando hable con la doctora se disculpó conmigo y me entrego una pequeña urna con los restos de mi bebé, era un varón — en ese momento me derrumbe y llore como un pequeño niño abrazado a mi hermanita.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora