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MATTHEW

Un mes había pasado desde nuestro encuentro en los pasillos, nuestra relación con Katherin había mejorado bastante, especialmente en la parte sexual.

Nos encontrábamos armando nuestras maletas para la semana de la moda en Milán, bueno, yo hacía las maletas mientras Kathe descansaba un poco, estaba con un fuerte dolor de cabeza.

Se había pasado noches enteras sin dormir creando los diseños que se presentarían en la pasarela y debo decir que todos y cada uno de ellos era sin duda increíbles, y mi padre estaba más que encantado con el resultado.

— ¿Porque no sabía que tenías está ropa interior? — pregunté sacando el sexy conjunto de encaje que guardaba en su cajón.

— Quieres dejar mi ropa interior en paz, solo pon en la maleta lo que deje en el sofá —

— No te pienso empacar esos vestidos, muestran mucho y solo yo tengo derecho a admirar tu cuerpo —

— Dios Matthew, solo guarda lo que está en el sofá — mire la ropa interior que tenía en mis manos y la lleve a la maleta, siempre podría convencerla de usarla para mí.

Adicional a eso empaque varios pantalones, faldas largas, blusas que no dejarán a la vista su piel, y un par de zapatillas deportivas y zapatos sin tacón, estaba seguro que los iba a necesitar, solo llevaba zapatos altos.

Baje las maletas a la sala, y dejé listo lo que iba a usar en el viaje, salíamos a las cuatro de la mañana, deje uno más de mis busos por fuera para que Katherin usará, era más abrigado y cualquiera que se le acercara sabría que viaja acompañada.

Pase a la cocina y prepare un té de esos que tomaba ella para cuando se sentía mal y lo lleve a la habitación.

— Amor, deberías cambiar tu ropa para dormir — se encontraba adormilada sobre la cama aún con su ropa de trabajo puesta.

— No me siento del todo bien Matthew, solo déjame dormir — suspiré un poco, hoy había sido un día demasiado agotador.

Sin más me dirigí al baño y puse a llenar la bañera de agua caliente, deje caer esas cosas que compro Katherin con esencias y todas las porquerías que le ponía al agua y hacían que su piel oliera delicioso.

Mientras se llenaba fui con Katherin y empecé a desvestirla, aunque tenía ganas de que las cosas se fueran por otro camino y en ocasiones dejaba algunos besos en su cuerpo desnudo, preferí dejar mi placer de lado para cuidarla como debía ser, cuando estuvo ella, quite toda mi ropa y tomándola en brazos nos lleve a la bañera.

Después de un agradable baño, que desafortunadamente para mí no paso a nada más, nos llevé a la cama y nos envolví en las sábanas con nuestros cuerpos desnudos.

— ¿Te sientes mejor? —

— Un poco, gracias Matthew —Su cabeza se apoyó en mi pecho y dejé un beso en su coronilla.

— Te quiero Kathe —

— Y yo a ti Matthew — mi pecho se infló de felicidad, está era la primera vez que me respondía después de un "te quiero" — Descansa —

El despertar de madrugada fue pesado, Katherin seguía con malestar, por lo que me vi en la tarea de ayudarla a vestirse y peinarse un poco, antes de salir le obligué a tomar dos analgésicos y la saqué en mis brazos hasta el auto, luego hice cinco mil viajes más por las maletas.

El viaje al aeropuerto fue tedioso, y me sentía algo preocupado por la salud de Kathe, la veía extremadamente pálida, y no consideraba que diez horas de viaje le fueran a hacer mejor, llegué al hangar dónde papá tenía su jet privado, lo había comprado para este tipo de ocasiones, y estacioné lo más cerca posible, George me ayudó a bajar las maletas del auto.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora