19.

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KATHERIN.

Desperté por un golpe en mi rostro, abrí los ojos asustada para encontrarme con la intensa mirada de mamá, me senté en la cama mirando a mi alrededor, mi cabeza dolía horrores, estaba en el cuarto de Matthew, en la mansión Collins, ¿Cómo llegué hasta aquí?

Recapitulemos, todas en una limosina tomando champagne, un bar, tragos de colores, hombres sensuales bailando con poca ropa, mamá y Alice metiendo billetes en su ropa interior, yo bailando en un tubo, Matthew golpeando uno de los bailarines, una nalgada, la calle y de ahí todo está negro.

— Mamá, ¿Cómo carajo llegue hasta aquí? —

— Katherin tu boca, ya te he dicho que no hables como camionero — suspiro mientras me pasaba un vaso con agua y una aspirina.

— Tu prometido es un encanto de hombre, te trajo hasta aquí en brazos, te dio un baño y te metió a la cama, aunque estoy segura que pasó algo más — esto último lo dijo en tono pícaro señalando mi cuello con su cabeza.

Me levanté de golpe de la cama y corrí hasta el vestidor, estaba con una ropa interior completamente diferente a la que use anoche, y una camisa de Matthew, que justamente era la misma que él estaba usando, mire mi cuello y tres grandes marcas saltaban a la vista, una a cada lado de mi cuello y la otra en el medio, muy cerca de mis pechos, ese maldito idiota, iba a matarlo.

— Será mejor que empieces a arreglarte, en un rato llegaran un par de personas a peinarte y eso, hoy es el gran día — la emoción en la voz de mamá me hacía sentir como una pésima hija por mentirle en algo tan importante como esto, aun así, haría esto mil veces más si con ello aseguraba su salud.

Tomé una larga ducha y minutos después una gran cantidad de gente entró a la habitación, peinaron y arreglaron mi cabello y me hicieron un maquillaje hermoso, yo ni siquiera era capaz de quitar la vista del espejo, en su reflejo veía la expresión de felicidad de mamá y sentí que ardería en las llamas del infierno por jurar un amor falso ante Dios.

Llegó del momento de ponerme el vestido, los señores Collins entraron a la habitación, él traía un hermoso vestido en sus manos y Alice traía una caja, tomo mi mano y junto a mamá me encerraron en el vestidor, la caja que Alice traía era una lencería, demasiado provocativa para mi gustó, pero no podía replicar nada, no enfrente de mamá, luego de eso vino el vestido.

Me mire al espejo, el vestido que había diseñado el señor Collins era hermoso, no podía tan siquiera describirlo.

— Te ves tan hermosa hija, estoy tan orgullosa de ti — no mamá, no lo estés.

— Gracias — me dio un beso en la frente y salió del vestidor seguida por Alice, quien sólo me sonrió.

— Déjame verte — Lucían entró y me detalló completamente. — Quedaste magnífica — simplemente le sonreí.

— Es el vestido más hermoso que haya visto, muchas gracias Lucían —

— Se que esto es difícil para ti, la verdad es que me hubiera gustado que todo fuera distinto, que hubieras vuelto a nuestras vidas de forma convencional, pero las cosas se dieron así — me quede pensando en las palabras dichas, ¿Por qué vuelto? ¿me conocía de antes? Tal vez solo lo decía por el estrés del momento.

— También me hubiera gustado conocerlo en otras circunstancias —

— Muchas gracias Katherin, aunque ha sido poco, estas dos semanas he notado un ligero cambio en Matthew, sé que con el pasar de los días y su convivencia será mucho mejor — pues yo no había notado nada, pero si él lo decía...

Quedé sola en la habitación y sentí un horrible nudo en mi garganta, quería llorar, quería gritar, salir corriendo y no volver, era un sentimiento de angustia mezclado con coraje y nervios. Tenía el perfecto vestido de novia, pero sentía que me asfixiaba.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora