EPÍLOGO

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MATTHEW.

Desperté con unos pequeños golpes en mis costillas, la luz del sol ya se filtraba por las cortinas, giré mi cabeza para mirar el reloj, seis treinta de la mañana, demasiado temprano para ser domingo, subí mi brazo tapando mis ojos, con ganas de dormir más.

— Papá, muévete, no cabemos en la cama — estiré mi brazo tocando el estómago de mi pequeña Maddie haciéndole cosquillas, dentro de pocos días cumpliría cinco años, y era una pequeña inteligente y manipuladora.

— ¿Por qué no estás en tu cama Maddie? — las carcajadas que soltaba mi hija hacían que valiera la pena madrugar un domingo.

— Feliz día de tu cumpleaños Papi — salto mi pequeña cayendo sobre mi abdomen, la abrace mientras dejaba muchos besos en su rostro.

— Solo debes decir feliz cumpleaños — se sentó pensativa en la cama. Me encantaba ver su rostro con facciones parecidas a las de Katherin, las muecas que hacía mientras pensaba, el mismo gesto de Kathe de sacar la lengua cuando se concentraba en algo, mi hija era una hermosa fotocopia de su madre.

— Pero es el día de tu cumpleaños, ósea cumples años, no está mal – sonreí escuchándola.

— No está mal, pero se dice feliz cumpleaños – se cruzó de piernas mientras ponía una mano en su barbilla susurrando un "no entiendo"

Casi cinco años habían pasado desde aquel trágico suceso, mamá había tenido muchas complicaciones de salud luego de aquella ocasión, a tal punto que tuvieron que retirar una parte de la piel del abdomen y algo de músculo debido a que la quemadura que el desgraciado había hecho se había infectado, sin contar con algunos desgarros vaginales y anales, y el daño psicológico que todo aquello le causó, fue un proceso muy difícil para ella y para papá, pues ella no permitía que él se acercara a ella, decía que estaba manchada, eso causó que de separaran un tiempo, fue difícil para todos.

Ethan se había disculpado con nosotros por todo lo que había hecho, decía que estaba muy arrepentido por todo, le había entregado una USB a papá antes de partir hacia el apartamento donde vivíamos con anterioridad, al final decidimos creerle y confirmamos que lo que decía era verdad, no tuvimos tiempo de agradecerle, pues dio su vida para salvar la de Kathe, la USB tenia una cuenta con todo el dinero que había robado de la empresa de papá, para el fue un duro golpe.

Después de todo lo sucedido, papá decidió que era buen momento para cederme la presidencia de la empresa, dijo que necesitaba retirarse para dedicarle el tipo necesario a la recuperación de mamá, ahora, en compañía de Katherin la empresa iba viento en popa, también descongelo todas las cuentas y quemamos los contratos con Katherin, a partir de ese día nos unía solo el amor mutuo que sentíamos el uno por el otro, y el amor por nuestra pequeña.

Por aproximadamente diez meses mamá y Maggie asistieron a terapia para superar todo lo sucedido con ese maldito bastardo, eso las ayudo mucho, luego de un tiempo mamá y papá pudieron estar juntos de nuevo y crearon una fundación de ayuda a mujeres que, al igual que ellas, llegaron a sufrir de actos similares, era una casa hogar gigante que hasta el momento albergaba treinta mujeres, quince de ellas embarazadas o con niños fruto de una violación, era todo manejado por mamá y Maggie.

Maggie conoció a un hombre muy agradable, era uno de los doctores que llegó a trabajar en la fundación, estuvo apoyándola en todo momento con su recuperación psicológica y se enamoraron, hace dos años se casaron y tuvieron una pequeña niña, así que ahora mi hermanita tenía dos hijos y Charles era un excelente padre para los dos.

Amelia estaba muy bien, se había recuperado completamente de su enfermedad y competían con mi madre por ver quién era la abuela más consentidora, ella fue pieza importante para la mejoría de mamá aparte de las terapias, estaba muy agradecido con esa mujer. Su relación con Steven se solidificó, y se casaron, después de mucho tiempo, por fin pudieron darle vía libre a todo el amor que se tenían

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora