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KATHERIN.

— William Drake — repetí su nombre con algo de asco, por fin nos habíamos encontrado cara a cara con el infeliz de Drake, el problema era que me encontraba totalmente sola.

— ¿Puedo saber tu nombre ángel encantador? — forcé una sonrisa.

— Katherin Da... Collins, Katherin Collins — una sonrisa siniestra se asomó en su rostro.

— ¿Así que una Collins? Dime, tienes algo que ver con Lucían Collins — no podía negar que era un hombre atractivo a pesar de su edad, pero su mirada azulada tan fría como hielo y su sonrisa siniestra me hacían querer correr lejos de él.

— Claro que tiene que ver, ella es mi esposa, la nuera de Lucían Collins y la mejor diseñadora de Collins Fashions, un gusto, Matthew Collins — suspiré aliviada y me relajé en el toque firme que ejercía Matthew en mi cintura.

— Que gusto conocerte al fin pequeño Collins, he escuchado mucho de ti, mujeriego, engreído, irresponsable, podría seguir, la lista es larga — dijo el asqueroso con una sonrisa sínica, Matthew se tensó y temí por la reacción que pudiera tener.

— ¿Que te puedo decir? Soy famoso, mejor que cualquier otra basura, pero incluso así, con todos los defectos que dijiste de mí, tengo una verdadera mujer a mi lado, no una zorra — la sonrisa victoriosa que tenía anteriormente se borró de su rostro, aun así, decidió dirigirse a mí.

— Bello ángel, eres bienvenida cuando gustes a las instalaciones de mi empresa, si tan buena diseñadora eres te encantará ver nuestros talleres — me solté del agarre de Matthew para envolver mis brazos en el suyo.

— Por el momento mi lealtad es para Collins Fashions, sin embargo, me encantaría ver esos talleres de los que hablas — Matthew iba a replicar, pero le pellizqué por debajo de su brazo sin que se notará.

El degenerado saco una tarjeta y rozándola por mi brazo la acercó a mi mano, sentía que Matthew en cualquier momento explotaría.

— Llámame cuando gustes, estaré encantado de mostrarte mi taller, y si gustas algo más — me guiñó un ojo y se retiró, no me quedo más remedio que abrazarme con fuerza al posesivo de mi esposo, que gruñía diciendo que lo iba a matar.

— Calma Matt, no te pongas así — lo escuché resoplar.

— ¿Qué demonios te pasa Katherin? ¿Porque mierda aceptar su invitación? ¿Acaso estás loca? — tome su rostro en mis manos y lo obligue a mirarme.

— Escucha Matt, él es tal vez la única clave que tenemos para saber lo que sucedió realmente con Maggie — sus ojos furiosos me miraron.

— Vámonos — le asentí con la cabeza mientras él tomaba mi mano y me guiaba fuera del salón donde estábamos.

Ni bien cerramos la puerta de la habitación sus manos tomaron mi cadera y me chocaron contra la pared, nuestros labios se unieron en un beso brusco, parecía querer marcarme, pronto la ropa nos estorbo y ya estábamos entregándonos mutuamente en la cama, sus movimientos, sus toques y sus besos eran distintos a los de antes, se sentía más posesivo que de costumbre.

— ¿Qué demonios debo hacer para que sepan que eres mía, solo mía y de nadie más? — gruñía mientras se movía frenéticamente sobre mí, pronto lo sentí hincharse un poco más dentro de mí, sabía que estaba próximo a su orgasmo y los espasmos que daba mi interior me hacían saber que el mío también estaba cerca y terminaría pronto.

Un par de movimientos más y lo sentí derramarse en mi interior, desde lo que sucedió en aquel pequeño cuarto camino al taller no volvimos a usar protección extra.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora