CAPÍTULO DOS: Oblivion

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«... Porque cuando corres solo, es difícil encontrar a alguien que te tome de la mano. Sabes que es bueno ser duro como yo. Pero esperaré por siempre.. Necesito a alguien más para mirarme a los ojos y decirme "Chica, sabes que tienes que cuidar tu salud"...»
(Grimmes, Oblivion, 2012, 1m23s)

NamJoon salió por las puertas de cristal, con una mano en el pantalón y la otra sosteniendo el móvil mientras veía la hora en su reloj de pulsera. Una brisa fría y seca contra su rostro. Según las manecillas, apenas estaría terminando las horas de su turno de no ser porque tuvo que salir antes para venir a la estación de policía y rendir su declaración.

Ahora debería comprarle algo a HyeJin para pagarle que hubiese cubierto lo que le quedaba de guardia. Ya que más daba.

Otra vez miro el reloj en su muñeca, ese accesorio carísimo que sus padres le regalaron junto con su viejo primer auto después de que se supiera que había sido el mejor puntaje a nivel nacional en el examen de médicos residentes de aquel año. Tres de la tarde. Suspiró, debatiendo si debería ir a almorzar por algún lugar allí cerca o simplemente volver a casa para dormir hasta el día siguiente.

La respuesta llegó por sí sola. Alguien se acercó a él y le tocó el hombro con extrema confianza.

-¿Pero qué hace mi médico favorito en la estación de policía?

NamJoon volteó y entrecerró los ojos sonriendo. Kim SeokJin río divertido por su expresión.

-¿Médico favorito? ¿Ese no es mi padre?

-Kim ChanSung es el médico favorito de papá, tu eres el mio.

NamJoon, el más alto de los dos aunque el más joven, río bastante divertido.

-Y tú eres mi oficial de policía favorito.

-Jefe de policía -corrigió con frustración.

-Oh, cierto -bromeaba-. ¿No prefieres comisario?

-«Jefe» está bien.

-Jefe Kim.

Jin pareció satisfecho, luego preguntó:

-¿Entonces qué haces aquí?

Él suspiró.

-He tenido que venir como testigo de un paciente del hospital al que le robaron sus cosas.

-¿En serio? -pregunto asombrado-. ¿Y por qué motivo eres testigo?

-El ladrón fue uno de mis pacientes. Un asqueroso drogadicto, además de prostituto y homosexual.

-¿Drogadicto y «puto»? Creí que al ChungAng solo iba gente decente.

-La mayor parte del tiempo, sí, pero es un hospital universitario, allí no se reserva la admisión de ciertos pacientes.

-Eso veo. Así que te metiste en problemas por culpa suya.

-No hay tal problema, sólo he dado mi declaración. Es cuestión de tiempo que agarren a ese drogadicto, si es que los oficiales hacen su trabajo. Y bien, ¿Tú qué haces aquí? Esta no es tu delegación.

-Ya lo dijiste, si es que hacen su trabajo y justo por eso mismo estoy aquí -dijo Jin levantando un carpeta plástica, la cual parecía contener un buen bonche de papeles en él-. Estos imbéciles tomaron un caso de mi jurisdicción y he tenido que venir yo mismo a arreglar los documentos de traspaso, el Jefe de aquí es el imbécil supremo, créeme cuando te lo digo, un recién graduado es más ágil en cuestiones administrativas.

-Suena que el tipo no te agrada.

-Tu lo dijiste, no yo -sonrió-. Pero tienes razón, lo detesto.

Sostenme en tus brazosWhere stories live. Discover now