CAPÍTULO DIEZ: Wake

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CAPÍTULO 10: Wake 

«No tenía a nadie a quien llamar en este momento. No me malinterpreten, me acabo de levantar. Hubiera sido agradable si me volviera a dormir. Pero es difícil. Es más difícil caer en un sueño profundo. 
¿Cuánto tiempo más puedo vivir así? Mi cuerpo está bien, pero mi corazón no está cómodo. Es hora de que me reconozcas, ahora no sirve de nada cambiar.
Reconoceme, no soy tan malo. Ahora, amame. Antes de que alguien pregunté sobre el amor. Antes que nadie, conoceme. Escucha a mi corazón. »
(K. Will, Wake, 2018)

Por lo general, NamJoon se mantenía distanciado de su familia la mayor parte del tiempo. Darse su espacio de ellos era una cosa a la que se había aferrado desde iniciar la carrera y a la cual no renunciaba por ningún motivo. Claro que los visitaba durante las celebraciones nacionales y los cumpleaños, también les enviaba algún mensaje de texto, muy de vez en cuando, para saber cómo estaba todo en casa. Su excusa perfecta siempre fue su apretadisima agenda y aunque bien pudiera visitarlos en sus tardes de descanso, sinceramente prefería no hacerlo. Para todos era mejor así. 

    Oh, pero su hermana parecía a veces no entenderlo o probablemente fingía con intención no saber que NamJoon simplemente no quería verlos. Entonces le insistía con mensajes de texto y cuando decidía ignorarla, ésta lo llamaba. Justo como aquella tarde.

    GeongMi había enviado varios mensajes de texto durante la mañana, algo sobre una cita, repitiendo un par de veces el nombre de la señorita Mun ByulYi. NamJoon la dejó en visto tanto como pudo, hasta que ella decidió llamarlo y él no tuvo más opción que responderle.

    —¿Qué quieres? — le dijo al descolgar. 

    —Oppa, sí, estoy muy bien de salud y el trabajo maravilloso, gracias por preguntar.

    NamJoon rodó los ojos.

    —Disculpa pequeña hermana —respondió con  sarcasmo—. ¿Cómo estás? Supongo que no tan ocupada viendo que sigues llamando en mi turno.

—No respondiste mis mensajes, sabías que te llamaría tarde o temprano.

    —He estado ocupado.

    —Sí, lo sé. Siempre ocupado con el trabajo. Solo te informo que debes pasar por ByulYi a las siete.

    —¿De qué me hablas?

    —Viendo que han pasado tres meses y desde entonces tu contacto con Mun ha sido mínimo, me he encontrado en la penosa necesidad de intervenir a tu favor — dijo ella, NamJoon intentó reclamar al comprender de qué iba todo eso pero GeongMi no se lo permitió, hablando sin parar—. No me agradezcas, lo hice con cariño. Sé que hoy tienes la noche libre así que no tienes excusas. Reservé una mesa para dos en un buen restaurante, está a tu nombre. Ve a casa, arréglate, compra flores y recoge a ByulYi al pie de su edificio. Todos los datos y direcciones los he mandado al chat que tan amablemente has ignorado. No te atrevas a dejarla plantada, si lo haces haré que mamá vaya a tu apartamento y no te deje en paz por los siguientes meses. Adiós NamJoon-ah.

    Y ella colgó. NamJoon no pudo hacer nada más que mirar fijamente la pantalla del móvil. Alguien se acercó a él.

—¿Te sucede algo? —preguntó Ahn HyeJin al pararse junto a él en la estación de enfermeras, devolviendo un expediente—. Pareces hecho una furia.

—No son tus asuntos —respondió con hosquedad, guardando el móvil en el bolsillo de su bata blanca. 

HyeJin guardó silencio un segundo, pareciendo pensar en algo, luego preguntó: 

—¿Te has inscrito al congreso del próximo fin?

—Sí, esta mañana —dijo—. ¿Tú también irás?

Sostenme en tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora