CAPÍTULO CATORCE: Magic

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«Recuerda cómo solía ser, atrapado en un lugar tan frío, sintiendo que mi corazón se congelaba, sin un lugar a donde ir, sin nadie.
De pronto apareciste tú, haciendo que me mueva [...] Oh, es como magia, sentir tu toque es un placer, nadie más lo hace así. Oh, es como magia, abrazándome fuerte, dándome vida. Es mágico [...] Y si tienes el corazón roto, sólo arriesgate. Es mágico.»

( TxT, Magic, 2021)

Kim NamJoon despertó esa mañana con unas tremendas ganas de orinar. Se levantó y fue directamente al retrete. Sufrió algunos problemas técnicos y eso le extrañó demasiado, se sentía como si hubiera tenido sexo toda la noche. Vaya idiotez, NamJoon no podía así que se rió de sí mismo. Dios, pero de verdad que se sentía raro de todo el cuerpo, se observó y notó que no llevaba prenda alguna puesta, ni siquiera su collar médico. ¿Por qué estaba desnudo?

Intentó recordar. Vagos recuerdos llegaron a su mente en desorden. YoonGi con los ojos llorosos, la cena con ByulYi, botellas de Soju en el auto, él y la señorita Moon besándose ... él y YoonGi besándose. Dios, fue como una cubetada de agua helada.

Fue al lavabo y se mojó el rostro mientras más imágenes llegaban lento y de a pocos a su cabeza. Quiso negarlo pero fue inútil, claro que había pasado, no tenía caso negarlo. Se había acostado con Min YoonGi, con otro hombre. Él hombre que le gustaba. Volteó en dirección a la cama, estaba vacía y desordenada, muy, muy desordenada. La cara le ardió por la vergüenza. También hubo algo de inexplicable miedo y culpa. No obstante, tan pronto como eso pasó vino un golpe de calma, de paz e inesperadamente, de alegría. Fue una clase de alivio y NamJoon no comprendió el motivo. Había hecho algo horrible, espantoso e imperdonable, cometió el peor de los pecados por debajo del asesinato y aún así se sentía tan bien. Muy bien.

De pronto se preguntó por YoonGi y al instante siguiente escuchó el ya habitual ruido en la cocina. Se vistió con la primera ropa que encontró y salió en su búsqueda. Ahí estaba YoonGi, acariciándole la cabeza al pequeño Guksu que comía gustoso el atún de su plato. El pelinegro volteó y lo miró. El corazón de NamJoon comenzó a latir rápidamente.

-El desayuno ya está preparado -dijo YoonGi al levantarse y señalar la mesa puesta.

Solo había un juego de platos y guarniciones para una sola persona.

-¿No vas a comer?

-Ya lo hice, ya debo irme al trabajo.

NamJoon se fijó en la hora que marcaba el reloj de la pared. Eran las seis treinta de la mañana. Su turno en el hospital empezaba a las nueve mientras que el de YoonGi a las siete. Vaya que había dormido bastante. Hubo un breve silencio, luego el sonido de su teléfono los sorprendió a ambos. NamJoon fue por el móvil para encontrarse con el nombre de su hermana en la pantalla. No quiso responderle así que solo lo silenció y regresó su atención a YoonGi. Este se mojó los labios.

-Bien, ya me voy -anunció el joven pálido comenzando a caminar a la puerta-. Lo veré en la cena.

-YoonGi -llamó repentinamente.

Min YoonGi se detuvo a unos pasos de la entrada, aún sin ponerse los zapatos. NamJoon lo miró a los ojos sin saber qué hacer o qué decir. No estaba seguro del motivo por el cual lo había detenido en primer lugar. Eso le hizo sentirse como un completo idiota. Pero en vez de molestarse por eso, YoonGi le sonrió levemente y dijo:

-No tenemos que hablar de eso.

Después simplemente se fue y NamJoon tuvo que tomar asiento al notar una inusual debilidad en sus manos y piernas.

El desayuno de esa mañana le supo especialmente delicioso a NamJoon y no es que fuera algo que YoonGi no hubiera preparado antes o que tuviera algo nuevo o distinto. Simplemente el sabor le pareció más encendido, más vivido. Eso le subió los ánimos y le hizo sonreír.

Sostenme en tus brazosWhere stories live. Discover now