Historia paralela a la serie de "The witcher".
Ella se llama Hope, una chica amable pero con un lado rudo, creciendo en las calles aprendió a defenderse y sobrevivir.
Él un hombre al cual unos temen, otros odian y la mayoría respetan. Geralt de Ri...
Los gritos me aguijonean los oídos como esquirlas de cristal. El hedor a sangre mancha el aire, noto el sabor de la muerte.
Abro los ojos lentamente, respiro hondo y me incorporo lentamente. Al instante, la bilis me sube a la garganta.
Me esfuerzo por mantener los ojos abiertos, el viento sopla con intensidad. Me rodea un oscuro y tenebroso bosque.
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Los gritos continúan, no puedo ver quienes gritan pero los escucho como si estuvieran a mi lado.
-¡Nos atacan!- Gritan.
Mis pies comienzan avanzar en dirección desconocida, deseo saber de donde provienen los gritos.
-¿Te encuentras bien?
Entre tanta confusión, intento encontrar sentido a todo lo que veo a mi al rededor. Un joven Arnau es el que me habla.
-¿Qué ocurre? ¿Qué lugar es este?
-No deberías estar acá, tengo que sacarte de inmediato. - Contestó preocupado.
Arnau me sujeto de la mano con delicadeza y me miró a los ojos. Sus ojos verde con tonos grisáceo tenían un brillo que cuando lo conocí no había visto.
<<Estarás bien>> Murmuró.
Los gritos se hicieron más y más fuertes conforme avanzabamos y de pronto lo vi, lo que hace unos minutos había conocido en ruinas y donde había peleado con Mamba Mama, Aún seguía intacto pero no sería por mucho tiempo pues fuera de aquel lugar se libraba una feroz batalla.
-Debemos apurarnos a salir. - Advirtió, Arnau.
Pasamos por detrás de unos cuantos brujos.
-¿Quién es toda esta gente? - Intentó preguntarle entre tanto bullicio.
Arnau no me escucha y continuamos caminando, de pronto un hombre sale de entre los árboles y posee una túnica negra. Arnau me coloca detrás suyo para protegerme y sigilosamente saca de sus mangas una daga dorada y filosa.
El hombre de la túnica se defiende y lanza una hechizo que lanza Arnau a un lado de mi. Intento retroceder pero un árbol me impide hacerlo. La daga de Arnau estaba a un paso mío, así que de inmediato intento recogerla pero el brujo me golpea en el estómago y pierdo el equilibrio dándole la oportunidad de tomar ventaja y agarrar la daga antes que yo.
-¡Si estás furioso, atacame a mí! - Le grita Arnau.
No tengo a dónde huir y el brujo me apuñala en el muslo y no puedo evitar gritar. Logro ver a Arnau intentando ayudarme pero el brujo tiene conjurado una especie de campo de fuerza en el cual solo nosotros estamos dentro. Retira la daga y vuelve a clavarla en mi muslo, se me nubla la vista a causa de las lágrimas. Con la mano firme retira nuevamente la daga y la desliza hacia mí pecho.
-¿De qué lado estas? -Pregunta el brujo mientras levanta firmemente la daga para tomar impulso.
No se a que se refiere y al no otorgarle una respuesta esta dispuesto a clavar la daga en mi pecho.
El campo de abre de repente y alguien lanza un hechizo contra el brujo, haciendo que caiga inconsciente lejos mío.
Arnau corre hacia mí y se percata de mi estado. Mis lágrimas, la sangre que brota de mi pierna.
-Necesita ayuda. - Le informa a quien arrojó al brujo.
Se acerca a nosotros y se retira la capucha de la túnica que portaba. La confusión me embarga cuando veo que se vuelve hacia mi. Frunce las finas cejas por la preocupación.
La luna llena le ilumina la cara. Cuando llega a nosotros, me mira con calidez. Era ella... Aun era joven, mi madre.
Tengo numerosas interrogantes.
-Te ayudaré.
Coloca sus manos sobre mi muslo bañado en sangre. Me quedó mirando sus manos y me doy cuenta que aunque es joven, demuestra tener mucho control sobre su magia.
Comienza a recitar unas palabras y entre cierro los ojos. El escozor me recuerda a las inspiraciones abrasadoras que pensé que serían las ultimas que pudiera dar. El sufrimiento que me provoca al principio su tacto se transforma en un calor que me entumece.
Las ardientes punzadas de mi interior se enfrían y dan paso a un dolor mucho más leve.
La suave luz que emana de sus manos se abre paso en mi piel y se expande por todos los músculos desgarrados y todos los ligamentos rotos. Suelto un largo suspiro mientras la magia de Susan me sana las heridas.
-¿Mejor?
Levanto la mirada; No me había dado cuenta siquiera que apretaba la mano de Arnau. La suelto de inmediato y me pasó los dedos por el lugar en que la daga había atravesado. La sangre todavía me hace cosquillas debajo de la piel, pero la herida está completamente curada.
Las preguntas afloran de nuevo, en voz más alta. Había presenciado a mi madre en una versión joven ayudándome, la lucha que había dado lugar a que yo conociera aquella edificación en ruinas y luego también había presenciado una versión mayor de mi madre... Colocando su mano en mi pecho y estrujando mi corazón hasta el punto de detenerlo.
