Capítulo VIII

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Doy un sorbo al vaso de agua con el objetivo de regular mi respiración. Las pesadillas interrumpieron mi sueño como en años pasados. Esos horribles recuerdos que trato de reprimir siguen intentando salir. Afuera hay un frío infernal, pero necesito relajarme. Una de las maneras que solía utilizar mi madre era un baño de agua helada. Salgo de la mansión Romanov con extremo cuidado. Los guardias que custodian la casa me observan desde lejos.

-¿Podrían marcharse? _Les pregunté con amabilidad. Estaba comenzando un ataque y no quiero que nadie me vea así. Ni siquiera el frío de la noche me afectaba. No me perdonaría jamás si llego a lastimar a alguien inocente.

-Lo sentimos, pero el Boss nos ordenó personalmente que no podíamos dejarla sola _Me dice y aprieto los puños. ¡Necesito calmarme ya! Aquí no tengo la medicación que mi papá creó para mí.

-Por favor, prometo que no intentaré escapar _Suplico en un intento de salvarles la vida.

¡Mátalos, mátalos!

-Regrese a su habitación. No nos obligue a usar la fuerza _Pide uno. Suspiro. Las lágrimas se amontonan en mis ojos. Empezó la segunda fase.

¡Son asesinos, Venecia!

-¡No! _Espeto. Agarro mi cabeza con mis dos manos, caigo al suelo. Mis rodillas se lastiman. El dolor solo me causa placer y eso me asusta.

¡Déjame salir, Venecia!

-Señorita, ¿se encuentra bien? _Pregunta el guardia acercándose a mí con cautela. ¡Necesito el medicamento ya!

-¡Aléjense! _Les ordeno. Ambos me miran confundidos. No puedo perder el control, en la casa hay niños, la culpa sería insoportable. Aprovechándome de la distracción de los guardias me levanto del suelo y comienzo a correr camino al bosque. Solamente llevo puesto el pijama. Mis pies están descalzos. Varios guardias corren detrás de mí en un intento de capturarme, creen que me escapo y solo los protejo. No debería, son asesinos. Estoy segura de que sus manos están manchadas de sangre inocente. Me detengo cuando estoy lo sifucientemente lejos de la casa. El séquito de hombres también se detiene.

-Regrese con nosotros. No queremos lastimarla _Asegura uno y exploto en carcajadas. Ya no tengo el control de mi cuerpo, sin embargo, estoy consciente de todo lo que hago.

-¿Tú y cuantos más? _Pregunto con burla y el que aparenta ser el lider hace una señal a sus subalternos, estos asienten levemente y comienzan a rodearme. ¡No quiero, no quiero, no quiero! ¡Papá, ayúdame!

El primer estúpido se acerca a mí en un intento de derribarme, termina incosciente, para ser más expecífica muerto. Tomo una pistola y lamento no tener en mis manos mi daga favorita. Supongo que es algo que tendré que buscar después.
Como el primero, cae un segundo y con el tercero comienza una matanza que no tiene fin. Estoy llena de sangre. No conforme con haber acabado con sus vidas comienzo a desmembrarlos. Desquito toda mi furia y frustración en el lider. Si él no me hubiera seguido ahora segurían con vida. Pensándolo bien sus insignificantes vidas no me importan. Menos excrementro en el planeta. Camino con la cabeza del insolente lider en mis manos. La sangre deja rastros en la nieve.

-¡La princesa camina, por las vías del infierno! ¡Su sed saciará! ¡Ya el ángel no está, el demonio ocupó su lugar! ¡A la tierra traerá el infierno disfrasado de mujer! _Grito a todo pulmón la canción de cuna que mi padre me cantaba cada noche después de mi décimo cumpleaños.

-¡La princesa camina, por las vías del infierno! ¡Su sed saciará! ¡Ya el ángel no está, el demonio ocupó su lugar! ¡A la tierra traerá el infierno disfrado de mujer! _Repito una vez más. Una sonrisa involuntaría aparece en mis labios cuando me percato de la presencia de más hombres. Son cinco. Intento ser buena. ¡Ya quería irme a dormir, pero los hombres malos no quieren que el ángel regrese!

Ramé[CM#2]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora