Capítulo XVII

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Venecia

Dos hombres me sujetan mientras Alí Mahala amarra mis manos, luego estas a los pies cruzando una barra con sentido horizontal por el entremedio del espacio formado. El verdadero dolor comenzó cuando me colgaron de manera horizontal y comenzaron a darme vueltas. Sus risas su asqueroso hedor a sudor. Creo que jamás volveré a caminar si continuo en esta posición. No sé cuanto tiempo pasa, me desatan y caigo al suelo como costal de papas.

-¿Me dirás los planes que tiene la mafia rusa en mi contra? _Pregunta mi progenitor. Ni siquiera tengo fuerzas para inmutar palabra. Tengo la garganta seca de tanto gritar. Esto no se compara para nada con la bienvenida que me dió el Boos.

-No te diré nada _Logro articular. Una fuerte bofetada es su respuesta. La sangre brota de mi labio inferior.

-Prueben otra cosa _Les indica a las demás personas que hay en la habitación. Los dos hombres me levantan del suelo y me vuelven a colocar en la silla. El frío metal lastima mi cuerpo. Comienzo a preocuparme cuando me vendan los ojos y rompen mi ropa en pedazos.

-No mires demasiado. El señor es capaz de sacarte los ojos si ve que devoras a su hija con ellos _Masculla Alí. No creo que a Antoni le importe. Mis alarmas se encienden cuando el agua helada baña mi cuerpo. Las descargas eléctricas son sumamente dolorosas.

-¡Ah! _El grito sale de mi garganta sin poder contenerlo. Las lágrimas bajan por mis mejillas. Quitan la venda de mis ojos y me levantan de la silla sin ninguna delicadeza. Amarran mis manos y pies a una espacio de cruz. Mi padre entra con algo en la mano. Todo comienza a darme vueltas. Lo último que recuerdo antes de que todo se volviera oscuridad fue...

-Sonríe a la cámara _Pidió con aparente alegría aquel hombre que llamé durante años, padre...

Angelo

Heme aquí una vez más soportando las torturas que no me corresponden. Antoni esta vez no parece querer detenerse. He perdido la cuenta de cuantas veces el látigo ha impactado contra mi piel. Las lágrimas no paran de caer por mi rostro, aun así, me niego a decirle algo que perjudique a la mafia rusa. No malinterpreten mi actitud no me importa en lo más mínino, sin embargo, no sé de que sería capaz si Antoni mata al Vor. Ok, sí me importa. Desde que descurbrí que "él" era Christopher todo cambió para mí. Siento y apesta hacerlo. Me confirmó una vez más que sigo siendo humana.

-Si hablas todo acabará _Asegura Alí. Lo ignoro como la mayoría de las veces anteriores. Se encoje de hombros y continua haciendo su trabajo. Juro por lo único que verdaderamente me importa que un día Antoni Macherano se encontrará en mi posición, y puedo asegurar que absolutamente nada impedirá que le arranque la piel a tiras.

-Es suficiente, Alí _Demanda el progenitor de Venecia. Para mí no es un padre y estoy segura que después de este día, ella también lo odiará. Tarde más en mafistarme. Lo último que dijo mi otra personalidad antes de perder el conocimiento fue el nombre del único hombre que ha logrado despertar algo más que aburrimiento en nosotras. En pocas palabras: Christopher.

-Hija mía. Detesto lastimarte de esta manera tan atroz, pero tu comportamiento es muy reprochable. La mafia rusa es nuestra enemiga. Sé que descubriste que eres una Romanov, de corazón espero que eso no te haga cuestionarte tu lealtad hacia mí _Inquiere. Una sonrisa de diversión se plasma en mi rostro. ¿En verdad cree qué le seré leal después de golpearme como si fuera un animal? Ni siquiera un animal merece tales torturas. Aún sigo pensando que después de esto no podré caminar.

-Angelo _Susurra muy cerca de mi rostro. Es asqueroso y todo lo que quieran decir, sin embargo, en estos momentos era lo único que podía hacer. Lo escupí, sí, escupí su rostro demostrándole con ello que había acertado a la hora de dirigirse a mí. Soy Angelo Macherano Romanov. No queda rastro de Venecia, al menos, no ahora.

Ramé[CM#2]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora