Capítulo XXVIII

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Maratón 1/4

Venecia;

El agua fría moja mi cuerpo. La mangera de presión es sostenida por Bratt Lewis. ¡Cabrón! Me las va a pagar. Me coloco de espalada. Lo único que pido es que esto no afecte a los bebés. El ministro me aseguró que Antoni viene en camino. La tortuta termina. Estoy algo mareada y el pitido en mis oídos no ayuda mucho. Emma tiembla de frío a mi lado. ¡Es inhumano tenerla en estas condiciones! Su embarazo si se nota. ¿Qué habrá pasado con Christopher y los mellizos? ¿Mi abuela, Dominick y Amelie?

-Ministro, Antoni Macherano ha llegado _Asegura uno de los cadetes que se encontraba presente en la habitación. Una mueca de horror por parte de Bratt me hace fruncir el ceño. En menos de quince minutos ya me estaban obligando a ponerme una muda de ropa nueva. Terminé accediendo con la única condición de que también Emma recibiera una.

-Angelo _Susurran detrás de mí. El recuerdo de la última vez que nos vimos llega a mí. Me torturó de una manera cruel y despiadada.

¡Te perdiste la mejor parte!

-Antoni _Musito. Aprieta la mandíbula y en un rápido movimiento me envía directo al suelo con una bofetada que me desorienta un poco. Logro esquivar una patada. Me levanto con rapidez y termino agarrándome de él por el fuerte mareo. Mi progenitor frunce el ceño y me rodea en un abrazo. Cuando logro recuperarme me alejo como si su tacto quemara.

-Lo siento, hija, pero necesitas un escarmiento por todo lo que has causado. Me temo que tendré que tomar medidas disciplinarias severas. Sabes que detesto hacerlo, sin embargo, no me dejas más opción _Refuta y comienzo a temblar ligeramente al saber a que se refiere. Niego con una mueca de horror en el rostro.

-Alí _Sube un poco la voz. Él antes mencionado entra en la habitación acompañado de otro hombre. Paso saliva. Mis ojos se llenan de lágrimas y sé que con mis siguientes palabras puedo adelantar la tortura, o mi muerte.

-¡No se acerquen a mí! _Espeto enojada. Me coloco detrás de la mesa dispuesta a luchar. Antoni Macherano me observa orgulloso. Minutos después Emma entra en la habitación y el italiano que se encuentra con Alí la observa con morbo. ¡Menudo cerdo!

-Tú decides, ¿te torturamos a ti, o a ella? _Inquiere. ¿Qué se supone que tengo que hacer? Una lágrima baja por mi mejilla cuando obtengo la respuesta a mi pregunta. Iba a articular palabra, pero el cabecillas de la mafia italiana recibió una llamada, al parecer más importante que infligerme un castigo que no merezco.

-Principessa _Es lo primero que dice cuando contesta la llamada. La menor de las hermanas James y yo nos observamos cuando nos damos cuenta con quien está hablando. La única persona a la que Antoni llama así es a Rachel James.

-Tua madre ci ha dato le coordinate _Inquiere mi progenitor en un perfecto italiano. Aprieto los puños. Luciana James fue quien dio las coordenas. ¡Maldita perra! Me las va pagar. Cuelga el teléfono y su mirada se dirige a mí.

-Rachel le ha salvado la vida a su hermanita al decirme las coordenadas de negociación de la Bratva. La zona norte y sur caerán a mis pies _Informa. ¡Traidora! Puedo ponerme en su lugar. Si se hubiera tratado de mis hermanos no lo pensaría ni por un segundo.

-Llévate a mi cuñada a Iron Walls _Le indica a Alí, y este asiente. ¡No quedo quedarme sola con Antoni! Intento ir detrás de Emma, pero el italiano me lo impide. Trato de safarme de su agarre.

-¡Suéltame! _Grito, araño, pateo, muerdo y golpeo todo lo que puedo. No puedo permitir que me lastimen. Mis bebé. ¡Christopher, por favor, no me falles esta vez!

-Amárrenla _Ordena y los guardias acatan su orden. Me cubren la boca y mis intentos por soltarme son fallidos. No sé cuanto tiempo paso en la misma posición. Agradezco que el italiano que se encuentra custodiándome en la habitación no me haya golpeado. Antoni regresa una vez más.

-Las dos zonas han caído. ¿No te parece magnífico? _Pregunta. Sonríe de lado y saca su celular.

-Vamos a llamar a Chris _Inquiere y mi corazón late apresuradamente ante la mención de ese nombre. Me muevo un poco en la silla.

-Tranquila, Angelo, escucharás toda la conversación _Asegura. Conozco al señor frente a mí, y presiento que solo hace esto para lastimarme. Él fue el primero en saberlo y ahora no dudará en utilizar esa información en mi contra.

-¡¿Qué carajos quieres, hijo de puta?! _Espeta Christopher desde la otra línea. Antoni se carcajea a los pocos minutos. Aprieto los puños.

-Dime, Christopher, ¿qué se siente cuándo la persona a la que le confiarías tu vida te traiciona por un acuerdo de inmunidad? _Inquiere con diversión. Abro los ojos y niego repetidas veces cuando comprendo sus planes. Quiere que todos piensen que fui yo quien los traicionó.

-No sabes como nos reimos mi hija y yo. Está descansando ahora. En cuanto a Emma James, se encuentra recluida en Iron Walls, pero eso ya es problema de Ilenko _Asegura. Me muevo en la silla con desesperación. Trato de quitar el pañuelo de mi boca, pero al igual que las veces anteriores, fue inútil.

-¡Juro por mis hijos que acabaré con la vida de esa perra que tienes por hija! _Espeta con firmeza el nuevo Boss. ¿Me matará? ¿Cómo puede creérle a Antoni?

-Yo no estaría tan seguro de eso, Chris. ¿Qué se siente cuándo las dos mujeres que más has amado en tu patética existencia me elijan a mí? _Pregunta con burla y ruedo los ojos. ¡Él no me ama!

¡Estúpida!

-Tu hija no es más que un polvo para mí. Me la follé todas la veces que me dió la gana. No provoca absolutamente nada en mi persona. ¡Qué te quedo eso claro! _Gritó con evidente molestia. ¿Solo eso signifiqué para él? Ahora todo tiene sentido.

-¡Qué tengas un magnifico día! ¿Podrías decirle a mi principessa qué extraño tenerla entre mis brazos? _Pide con una amabilidad que claramente no siente. Me muevo incómoda en la silla. Mi padre me observa con el ceño fruncido. Se quita el teléfono de la oreja. Toca mi frente y aprieta la mandíbula. ¡Siento que la cabeza va a explotarme en cualquier momento! Todos pasan a segundo plano. Los recuerdos me atropellan sin piedad.

-Christopher _Susurro. Alguien me sostiene en brazos, lucho por mantener los ojos abiertos. Entramos en un vehículo con dirección desconocida para mí. ¿Qué está sucediendo? ¿A dónde vamos? La imponente fachada de la prisión hace que mis dudas desaparezcan. Iron Walls. Es el nombre que Antoni le dijo a Alí.

Pasamos largos pasillos, cada paso me cuesta más que el otro y que el italiano me esté empujando cada vez que me tomo un descanso de diez minutos, empeora mi estado. Entramos a una amplia enfermería y me paralizo. No debo dejar que me examinen. Aunque estuve a punto de confesarle a Antoni mi estado, no puedo correr el riesgo de que descubra que estoy embarazada. Les digo que me siento bien y me dejan irme. Me llevan a una de las celdas después de obligarme a cambiar de ropa. El uniforme anaranjado es espantoso. Sonrío al ver quien es mi compañera. Estoy tiene que ser obra de Antoni.

-Venecia _Musita con evidente alivio. La abrazo. Tengo miedo, eso es algo que no puedo negar, sin embargo, necesito que Emma esté tranquila.

-No te preocupes, encontraré una manera de sacarnos de aquí....

Nota de la autora;

Hola, hola.

¿Cómo están?

¡Primer capítulo de la maratón!

¡Espero les guste!

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