"Capítulo 32"

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—¿Cómo carajos paso esto?—

—¡No lo sé!— Respondió la mujer caminando de un lado al otro. — Pero si no lo hubiera escuchado, hoy mismo les habria contando todo a estás estúpidas—

—¿Qué hiciste con el?— cuestionó aquel hombre que se escondía en la oscuridad de aquella habitación.

La mujer de estatura promedio, cabello corto y negro que lo acompañaba, y que anteriormente había asesinado al tipo, detuvo su caminar y con toda la tranquilidad del mundo se sentó en el sofá que se encontraba al fondo de aquella fría y oscura habitación.

—El quería estar en paz. Ahora lo está.— soltó, mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa psicópata.

El hombre se quedó en silencio por unos segundos, analizaba cada facción de su rostro, cada movimiento, cada respiro.

Él sabía de lo que la mujer era capaz, no por nada era jefa en su lugar de trabajo.

—¿Lo asesinaste?— pregunto aún sabiendo que la respuesta era un sí.

—Él lo pidió— respondió confirmando lo que él ya sabía.

—Como pudiste hacer semejante estupidez…, ¿sabes lo que él tipo significaba para nuestro plan?—

El hombre golpeó el escritorio con su puño y este se partió a la mitad, la mujer se sobresalto por el ruido, más en ningún momento tuvo miedo de lo que su “socio” pudiera hacerle.

—Nos iba a delatar— dijo tranquilamente.

—Pudimos mantenerlo encerrado hasta que lo necesitáramos—

La mujer no dijo nada, sabía que se había adelantado a los hechos, sin embargo no se arrepentía de lo que había pasado. Ella odiaba a los soplones y tampoco es que le cayera bien, pues desde un principio ella les había advertido que ese tipo era un gallina hablador.

—Llama a los demás, tenemos que planear nuestro siguiente paso.— pidió un poco más calmado.

La mujer asintió y rápidamente hizo lo que él hombre dijo.

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(Luthor Corp, laboratorio)

(Pov Lena)

Unos segundos más y por fin sabré que es lo que está pasando.

Esto jamás se lo dije a alguien, jamás lo mencioné porque creí que era mi madre jugandome una estúpida broma cruel, ellos eran las únicas personas que sabían que había perdido a mi bebé, y mágicamente meses después de lo ocurrido me llegan un par de sobres de un desconocido. Debo admitir que en un principio no les tome importancia, pues no tenían remitente, sin embargo después de que llegaran dos más decidí finalmente abrirlas.

Al hacer aquello me quedé en shock, todas, absolutamente todas las cartas tenían escrito lo mismo, “Tu bebé está viva, ella no murió, la apartaron de ti, si quieres saber más llámame”, al final de aquel papel se encontraba el número al cual yo debía marcar.
 
Creí que era una broma, pues sí tenía tiempo de escribir aquello, ¿por que no puso más cosas o decirme directamente algo completo?.

Dude un poco sobre si llamar o no, pero la curiosidad y un pequeño rayo de esperanzas en mi me hizo hacerlo.

Llame desesperada al número, llame cientos de veces, más nunca contestaron. Fue entonces que creí, que mi madre tenía algo que ver, fui a confrontarla. Lo negó todo obviamente, ella dijo que jamás me haría algo como eso, que aunque no me hubiese querido con una bastarda de Kara, jamás me provocaría más dolor del que seguramente sentí cuando la perdí, que a pesar de lo que yo pensará de ella, ella no era un monstruo.

Una Segunda Oportunidad Para Nuestra Familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora