"Capítulo 35"

927 94 8
                                    


Voltee para ver quién era la persona que había llamado mi atención.

La puerta había sido abierta, pero yo estaba tan ocupada intentando escapar, que no note cuando está se abrió y cuando el tipo entro.

Al girar en dirección de la voz, un hombre vestido de traje fue lo que vi, parecía ser de unos 30, 35 años, muy bien estructurado, talvez iba al gimnasio, su cabello era castaño, pero más allá de eso, nada podía reconocer, puesto que este llevaba una máscara sobre su rostro.

—¿Quién eres?— pregunte sin mostrar algo más que seguridad.

El tipo embono una pequeña risilla, él tampoco parecía incómodo o inseguro. Más bien parecía confiado y modesto.

—Veo que lo que han dicho es verdad— soltó mientras caminaba de un lado a otro observándome.

¿Acaso sería esta es la persona de la cual hablaban esos idiotas?.

—No respondiste mi pregunta— insistí aún con gran valor, mirandolo fijamente a donde este se moviera.

Este tipo no daba miedo en absoluto, de hecho parecía ser uno de los hombres que alguna vez intentaron intimidarme… 'deben tener tantas cicatrices que les será imposible olvidarme algún día'.

—Tan obstinada… no puedo responder, lo sabes. Eso arruinaría el concepto de anónimo— bufó divertido.

O al menos era como se escuchaba.

Este hombre sabe jugar muy bien sus cartas, se nota a leguas que no es nuevo en el arte del secuestro. Sin embargo había algo más que llamaba mi atención, él tipo a pesar de haber modificado su voz, algo en ella me parecía muy familiar, había algo en su tono que me decía que yo conocía a esa persona. Pero, ¿quién?, ¿Quién era?.

—Mi turno de preguntar.— hablo nuevamente sacándome de mis pensamientos.

Asentí para que supiera que estaba dispuesta a responder. Me senté sobre la desarreglada cama, mientras él prefirió mantenerse de pie.

—El instinto de todos al estar encerrados en un lugar es gritar por ayuda. ¿Por qué tú no lo hiciste?— cuestionó tomándome por sorpresa.

¿Qué clase de pregunta era está?, Uno hubiese pensado que le preguntaría sobre su vida o secretos que yo no sabría responder, porque no me se ninguno. Pero esto, ¿preguntar porque actúe de tal manera?, ¿Qué clase de secuestrador es?.

—¿Habría servido de algo?— decidí responder a su curiosidad, después de todo no había nada de malo en eso, ¿Cierto?.

El hombre me miro fijamente, era como si tratara de leer mis pensamientos.

—No—

—Allí está la respuesta… escucha se muy bien que no estoy en posición de pedir auxilio, por eso lo primero que se me ocurrió fue, no llamar su atención he intentar escapar— respondí según lo que yo había pensado era lo mejor.

—Eso también fue inútil— respondió con obviedad, sonrió burlándose de mi, pero yo no le di importancia, después de todo habían necesitado más dardos para poder sedarme.

—Lo se, tus cadenas son especiales— recalque lo que creí obvio, pues si fuesen “normales” las habría roto de inmediato.

—Oh no, para nada, son comunes y corrientes—

Una Segunda Oportunidad Para Nuestra Familia.Where stories live. Discover now