² ¿Por qué seguía esperando algo?

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— Papi, tengo sueño — susurró suavemente el infante mientras su cabeza descansaba en el hombro de su padre.

— Te llevare a la cama, Jiminie — dejo un casto beso en su pomposa mejilla mientras dirigía su mirada a su otro pequeño quien tomaba su mano con un rostro somnoliento. — A ti también, Tae.

Dos hermosos mellizos habían llegado a alegrar su vida después de dos años de lucha para por fin tener la oportunidad de ser padre, de tener hijos que pudiera amar y cuidar junto a su pareja, ambos estaban emocionados. Dos hermosos niños de tan solo un año llegaron a invadir su hogar, llenando de gloria aquel lugar, siendo amados como correspondía.

Yoongi no se arrepentía de haber adoptado a esos dos pequeños, eran todo para él, la luz que iluminaba su obscuridad.

Dejo un beso en la frente de cada uno para salir no sin antes dejar prendida la pequeña lámpara de figuras animadas.

Camino a su habitación encontrándose con lo oscura y fría que estaba esta -bueno, ya estaba más que acostumbrado a ello-. Se retiró su corbata empezando a desvestirse, dejando a relucir su delgada figura, aquellas curvas odiosas, aquel cuerpo que lo hacia sentir inseguro últimamente.

Esa cena había sido la peor, la tensión sintiéndose en el ambiente sin dejarlos en paz, la frialdad en las palabras de Jungkook acabando con él una y otra vez. Sin descanso.

Estaba cansado, siempre era lo mismo, tratando de hacerlo sentir mal en cada oportunidad, sin medir sus palabras, aventando filosos cuchillos a su tonto y enamorado corazón.

¿Qué más quería?

Si lo quería dañar ya lo estaba haciendo, con su forma distante, con la frialdad de sus palabras, monótonas, sin una mínima de cariño. Hace tanto que habían dejado de compartir la misma cama, el mismo espacio, Jungkook tomando la iniciativa de irse al cuarto de huéspedes, solo entrando por las mañana para tomar rompa e irse.

¿Cómo es que todo había cambiado?, ¿Cuándo fue que él dejo de amarlo?

Yoongi no tenía idea de nada, o tal vez si pero prefería hacerse de la vista gorda, ignorando las claras señales, borrando aquella absurda idea de que su esposo le era infiel con alguien más. No, Jungkook no sería capaz de algo así, se repetían una y otra vez cada día que llegaba a casa y tomaba entre sus manos las playeras de su esposo impregnadas de otro aroma que no era el suyo propio, ni el de sus pequeños, mucho menos el de él.

No quería seguir, no quería admitirlo. Estaba cegado por el amor que sentía, sin importarle cuanto sufriera a su lado, o que esté le levantara la mano cada que una discusión fuerte los hacia perder el control; siempre el mismo y estúpido tema.

Me estas engañando.

Quería creer que no era cierto, pero tampoco era tan idiota como para no darse cuenta, entonces, ¿Por qué no lo dejaba?, ¿Por qué seguía aferrado a un amor no correspondió?

Es que lo amaba, tanto que no le importaba que este le fuera infiel, no le importaba compartir al hombre que amaba con alguien más, compartir los besos y los abrazos, el cariño.

Y tal vez estaba siendo sucio consigo mismo, dañandose de esa manera, olvidando por completo lo que era amarse así mismo, -y la verdad no es que importará si de por sí hace tanto había dejado de hacerlo- lo que era avanzar sin ataduras, sin la necesidad de aferrarse a alguien.

Estaba mal, él lo sabía pero no quería ayuda, no quería la lástima de los demás, no quería escuchar como le decían que estaba mal, que abriera de una vez los ojos.

Él seguiría ahí después de la tormenta.

Yoongi se sobre salto al escuchar como la puerta era abierta dejando ver la anatomía de su esposo quien conecto su mirada con la suya para luego ignorarlo y caminar en dirección al baño cerrando la puerta a los segundos.

Infiel |Kookgi|Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt