La Carta

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Él abre sus ojos después del paso de unas largas horas, unas horas que llevan a lo que era una mañana a una tarde.

Al dejar de darle vueltas a las palabras de su padre al quedar desmayado de desangre, se encuentra mareado en el despertar, el dolor de su estómago se le a vuelto perceptible así no siendo un dolor solamente la charla que tuvo esa mañana con sus padres, sino que ahora también la herida abierta que a provocado con su descuido en el momento.

Había insistido bastante esas semanas a la Doc enamorada de Bull que le permitiera volver a casa, ella al haberle tomado cariño en el tiempo que estuvo cuidándolo y formando una interesante amistad, proponía hacerlo siempre y cuando tuviera alguien cuidándolo en casa. Eso lo llevo a contactar a Landerson, así su madre pasando a ir en su socorro.

Le prometió a su padrastro que no la molestaría más si lo sacaba del hospital, antes pensó en decirle a Bull que lo fuera a buscar como su hermano cosa que le sería más beneficioso ya que la Doc está enamoradísima de él, no pudo hacerlo ya que él ya se había arriesgado, los policías estaban tras de él supervisándole lo que es más riesgoso y ha lo que no está dispuesto hacerle pasar a su gran amigo Maiban.

Al final le a resultado todo peor: su relación con sus padres a empeorado y sentimentalmente también porque han pasado dos fin de semanas en las que no se ha podido verse con su hijo. En las que no a mejorado en nada su vida y es dolorosamente un desastre.

Con mucha fuerza de voluntad intenta salir de su cama. Gran error, hace contacto con el frío suelo el cual no le recibe con amor. Su caída hace un gran estruendo que se escucha fuerte y claro en toda la casa, gracias al inmenso silencio que normalmente calla con la radio, a la que le da rienda suelta al no prestarle atención a lo que suena de está.

-¡Fresa! -exclama apareciendo por la puerta.

-¡Capitán! -exclama igual tras de él.

Él los ve confundido, no entiende que hacen ellos dos ahí no recuerda a verles llamado o algo. Ambos se acercan a él y Oliver lo ayuda a sentarse en su cama, mientras que Bull le pone una bandeja al lado con lo que parece ser algo para almorzar.

-¿Qué hacen aquí?

-Primeramente, hola yo también me preocupe mucho por ti -le contesta Oliver con gracia-. Bueno, yo venía a visitarte luego de que escuche murmurarse en la fiscalía que ya te encontrabas en casa, en la puerta me encontré con él -lo ve-. Pensaba que ya no se hablaban ustedes.

-Sí y por lo que veo no tuviste la gran bienvenida. Parece que te asaltaron -comenta Maiban.

-¿En qué momento llegaron? -vuelve a preguntar acomodándose en su cama.

-Yo intenté entrar por la puerta de atrás cuando llegué porque sabía que adelante no abrirías, el buen policía me dijo que no que pensarían que era un ladrón y los vecinos llamarían a la policía, al final tuvo que hacerme caso, al entrar por la cocina te encontramos tirado en el suelo a recostado de la puerta. La verdad no pude evitar pensar que... estabas muerto hombre.

Waller se le queda viendo como: eso es de tan tú Maiban.

En la habitación se planta un silencio algo incomodo, cada quien se mete en sí mismo con interrogantes duras y sentimientos desenfrenados.

-Fresa. Ya cuentanos qué fue lo que te pasó.

Él simplemente no tiene cabeza con la cual accionar, se encuentra roto, ahora no solo dentro sino que a fuera también.

-Me pelee... -empieza sin poder terminar, sin poder mencionar a la persona.

-Eso es evidente -responde Ramírez.

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