Yo soy el Papá

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Después de haber visto una película con su hijo, Waller se terminó yéndose acostar con él después de unas cuantas horas en las que al estar muy entretenido su hijo no se quiso ir acostar. En el final se terminó quedando dormido cuando se pusieron a jugar un poco con unos carritos. Ese pequeño momento valió oro para Waller, se sintió como un sueño hecho realidad, el poder pasar momentos junto a su pequeño.

Ahora son las siete de la mañana y se encuentra despertando. La noche que tuvo fue tan extraordinaria que le permitió tener un buen descanso.

Es sábado y se siente impulsado a pasarlo con su hijo. Se levanta de su cama con una sonrisa, se queda por un momento observando con esa sonrisa a Carlito dormir, parece que fuese un sueño, pero al tocarle el cabello reconoce que no lo es, que es muy real en verdad.

Se dirige a la cocina a preparar desayuno. Primero se prepara su café como de costumbre, luego piensa qué hacer para que su hijo desayune.

Está un poco preocupado por si Carlito se debe de ir pronto con su madre, por si no come bien o no le dan el cuidado que necesita: ¿Y si no tiene una cama para dormir? ¿O ropa suficiente? ¿Tendrá su seguro médico?... entre demás pensamientos inquietos le rondan la mente.

Se decide por hacer panqueques para que desayune, con rodajas finas de banana y una batida de fresa con banana.

Sirve tres panqueques y guarda el resto

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Sirve tres panqueques y guarda el resto. No es de desayunar cosas dulces. Se decide por comer dos tostadas de pan dietético untado de guacamole con huevo saconchado, le echa pimienta, y, ya esta para comer.

-Hijo -llama.

Al entrar a la habitación no ve a su hijo. El rostro de Waller palidece un poco: ¿dónde estará? ¿Se escapo? ¿Qué ha pasado?

-Hi-Hijo...

-Aquí estoy papi -le habla desde la puerta del baño.

Waller suspira- que susto. Tal vez anda un poco paranoico.

-Ya está el desayuno.

-¡Súper! -exclama camino al comedor.

Esa reacción le trae la paz nuevamente así, solamente tenerlo le llena de tranquilidad.

Luego de desayunar con su hijo bajo la tranquilidad de la mañana a la hora de ocho y trenta, regresan al cuarto para Waller vestirse y ponerle la misma ropa del día anterior a su hijo, que consiste en su unirforme de escuela, después se dirigen a dar una vuelta por el parque, solo un rato porque andan propenso a entrar a una tormenta de nieve: o al menos de eso se acaba de dar cuenta al leer el periódico sentado en un banco, mientras su hijo se monta en todos los juegos del parque con un muñeco en su mano de el hombre araña, juguete más grande que su manito.

Cuando Waller siente que el viento empieza a ponerse más frío, decide llamar a su hijo para volver a casa, ya habían pasado una hora fuera. Camino a casa Carlito le contó de otras caricaturas que le gustan junto a escenas de estos, cuando llegan a casa, Waller decide ponerle la TV y dejar que él cambie canales y vea sus caricaturas mientras, pasa a su habitación.

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