Fatiga

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Reina el silencio en la gran sala después de que Waller testifica, nadie se atreve a domar el silencio con sus palabras posteriormente de él haberlo hecho. El abogado acusante no se atreve a siquiera hablar tampoco y ni el mismísimo juez halla las palabras correctas para arremeter con las de él y, es que, no hay más que añadir, lo dicho a decir ya dicho ha sido.

El abogado Barba tose y después aclara su garganta -No tengo preguntas.

-Por mi lado tampoco -se apura a seguir el abogado acusante.

El juez observa su reloj- Cerramos sesión, terminamos por hoy. Se les hará llegar la próxima sección para hacer saber la desición del jurado -el juez golpea su martillo-. Se levanta la sala.

Todos se ponen de pie y salen a por la puerta sin prisa. Al parecer no solo al jurado le sorprendieron las palabras de Waller sino que también a todos los de la sala, y es que, fue completamente sincero.

Waller queda solo en la sala con Barba y este se acerca sin ganas a él, se detiene en frente para quedarse observandolo. Este no dice nada ante la acción de su abogado, solo suspira cansado, ha sido un día horrible en verdad. Sin nadie preguntar piensa en su hija: ¿de verdad murió? ¿De verdad desapareció? ¿En verdad ya no existe? ¿En verdad?...

-¿Estas bien?

-...

-¿Acaso no piensas bajar de ahí?

Waller posa su mirada sobre él. No dice nada, tan solo lo mira.

-Está bien. No me incumbe, lo entiendo, pero... debes bajar, ya.

Cierra sus ojos con pesadez para disponerse a levantar y bajar. Se baja, camina hacia a fuera del salón con el único sonido en el camino de sus pisadas junto a la de Barba contra el suelo de mármol.

Salen del lugar rumbo al parqueo donde sobran las personas (ni hablar de los reporteros), cuando llegan ahí logra ver a su hijo con Margarita montandose en un taxi. En silencio, por parte de los dos hombres, se monta Waller también en su camionata rumbo a irse de ese lugar al que desearía no tener que regresar.

En la carretra rompe el silencio hasta donde le acompaña-: ¿Quieres que te dejé en algún sitio?

-En la siguiente parada de taxi.

-Esta bien.

Después de esas palabras compartidas no vuelven a abrir la boca ninguno de los dos.

En cuestión de minutos el abogado Barba ya estaba en su destino y se ha bajado del automóvil de Waller, ahora se encuentra en frente de su puerta y lo observa como tratando de entrar en su cabeza y descubrir en qué es que se a mantenido pensando.

-Que llegues bien. Cuidate.

-Gracias. Lo mismo digo.

El abogado le regala una media sonrisa consolidara para después irse hacia los taxista. Waller observó su montar en uno y después cómo este condujo hasta casi desaparecer de su vista, cuando esto casi acontece, Waller conduce su auto alejandose de la acera he yéndose por otro camino de la carretera rumbo a su casa (disque).

Waller conduce con tranquilidad en la carretera sin prisa alguna con el único sonido al silencio de la noche y el viento helado entrando por las ventanillas. No cae nieve, pero las aceras no se aprecian por la espesa nieve cubriendo todo. Las farolas de las aceras alumbran el camino en la oscura noche de aquel lunes. Waller aparquea el automóvil en un lugar del parque y se dispone a caminar, el viento le sopla en el rostro dándole la bienvenida al parque.

Un CriminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora