Algo bueno

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Waller se quedo viendo televisión con los niños hasta casi las cuatro de la tarde. Los deja dormir y sale a fuera antes de también quedar adormilado por la comodidad interna, sale a estirar su cuerpo al estar tanto tiempo sentado sin hacer movimiento alguno; estuvo como un muñeco de nieve, el sueño casi lo agarra a él como a los niños al no estar con la suerte de que el café no le quita el sueño. Tiene hambre así que eso está a su favor va a la cafetería a ver si puede hallar algo para comer.

—Buenas tardes. ¿Tienen empanadas gigantes?

—Tenemos la empanada gigante haciéndose:  de pollo con vegetales y queso. De las normales de carne molida, huevo, doble queso y de queso con salsa pizza, tenemos jamón y queso...

—Dame el completo, el de pollo y vegetales con queso.

—Está bien. La pondremos a hacer.

—¿Qué bebidas tienen?

—Tenemos café, chocolate caliente, jugo de tamarindo...

—Dame el jugo de tamarindo.

—¿Lo quiere ahora o esperará su empanada?

—Esperare. Daré una vuelta y regreso ¿No hay problema?

—No, está bien. ¿Pero nos dice su nombre en caso de que tengamos que mandar a llamarle?

—Pueden llamarme Waller —antes de dar completamente la espalda a la cafetería para alejarse caminando, a su mente llega Niní—. ¿Podrían preparar un chocolate caliente también? Con una empanada de doble queso.

—Sí.

Ahora sí se aleja de la cafetería hacia atrás del hospital donde se hallan unos asientos con respaldar, se sienta en una de las bancas de frente a un gran árbol con el suelo cubierto de nieve, y de las ramas unas flores en pleno nacimiento de camelias rosadas. Es una vista preciosa que hace olvidar que se está en un hospital; él supone bien que la  plantan precisamente para eso para que los pacientes internos no se depriman mucho con el tiempo a transcurrir en el hospital (para notar mejor la suciedad a la hora de la limpieza demás) e igual con sus paredes blancas eso se arruina; los manicomios son de paredes blancas de igual modo, y no es un sitio muy agradable que se diga, trae a la mente el cautiverio, el blanco significa limpieza sí, pureza, seguridad y paralelamente frialdad, antipatía. Es como si una cosa trajese de la mano a otra muy distinta. A  él nunca le ha gustado estar en los hospitales, le parece que por más intenciones que se tenga de que sea para algo sumamente  importante como lo es la salud de las personas, por más años que pasen siguen con el mismo error; a los de alta nobleza: nada más por decir los adinerados, siempre tienen las cosas más cómodas, la mejores atenciones, las cosas más fáciles y los pobres... es como si desde nacido tuviesen un sello de desgracia. Ni siquiera con los trabajos tienen dicha ni con los mejores estudios porque no los hay a menos que tenga gracia en los cielos. Los hospitales públicos no tienen lo "público" de fanfarrea no por nada se define lo público con los baños públicos. Se siente tranquilo de que su hijo tenga buenas atenciones en lo que cabe, a los niños al menos le ponen las cosas mucho más fáciles que a los adultos por lo menos porque sería el colmo de la gota que derrama el vaso.

—¿Señor? —le habla un joven enfrente a más de un metro de distancia. Waller frunce el entrecejo por lo absurdo que se ve— ¿Me escucha?

Él mira a un lado y le vuelve a ver —¿Qué pasa?

El chico toma aire por la boca y habla: —He tratado de llamar su atención pero parecía que no me escuchaba. Sus pedidos en la cafetería ya han sido hechos señor.

—Ah, está bien. Gracias. 

El joven pasa sus manos por los muslos como si se limpiara las manos con el pantalón y con una leve inclinación de espalda y agacha su cabeza en son de respeto para irse por donde vino. Él analiza lo sucedido un momento aún ensimismado y se pone de pie luego, suelta una larga  exhalación a por la boca: está vez piensa estar en calma, mañana ya va tener noticia del jurado de cómo al fin lo declaran si inocente o culpable. No puede resistir la tensión que siente en su cuerpo porque sabe que tiene que exponer un discurso de qué haría si lo declaran inocente que obviamente esperan que diga que no lo volverán a ver o no hará nada ilegal otra vez y así, sería rebuscar palabras bonitas en su mente para decirles que no hará jamás nada malo, o por lo menos que eso aspira,  y mucha palabrería de relleno.

Un CriminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora