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Nunca dejo que la improvisación tome rienda de mis acciones

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Nunca dejo que la improvisación tome rienda de mis acciones. Planifico todo lo que hay en mi vida, debo saber tomar mis decisiones incluso en los momentos donde me siento más tenso, cansado o nervioso, por lo que, cuando le dije a Oliver que debía sacar diez si quiere que acepte su tonta propuesta, claramente no lo hice pensando con la cabeza de arriba.

Dudo que haya pensado siquiera.

Pero ¿quién piensa cuando te tienen acorralado contra los casilleros y te hablan de la forma en la que él lo hizo? El maldito sabe cómo hacerte caer en sus tontas y ridículas palabras y lo sabe.

El efecto Oliver Owen.

O el efecto tu-vida-es-tan-miserable-como-para-que-caigas-con-la-coquetería-de-un-tipo-como-él.

—¿Por qué está estudiando?

Mary pregunta cuando llega a nuestra mesa y señala a Oliver con la cabeza. Él ha estado estudiando desde que inició el receso y a partir de ahí nos ha ignorado. Nadie en la mesa —además de mí— sabe la razón, pero tampoco se lo habían preguntado hasta que Mary lo hizo. Tanto Andy como Karla voltean a verse, como si se estuviesen poniendo de acuerdo para dar una respuesta que ni siquiera ellos tienen.

Me hundo en el asiento, queriendo desaparecer.

¿Por qué tuve que soltar esa ridiculez? Obviamente fue un estúpido intento por no ceder en ese instante, porque, aunque ya tenía en claro que le iba a decir que no, un par de palabras de su parte hicieron que dudase. Si lo pienso mejor fue una condición bastante tonta e infantil, sin embargo, no puedo culpar al Jean de ese día, hemos sido persuadidos por Oliver y su pobre coquetería.

Tan pobre que me puso en aprietos, otra vez.

Solía decir que él era un tonto por la forma tan barata en la que coquetea con cualquier persona que se le cruce y que las personas que caían ante eso eran mucho más tontas, pero no sabía que yo sería una de ellas y en tan poco tiempo.

Soy el mayor de los tontos.

O el mayor de los desesperados.

—Está estudiando porque se golpeó tan fuerte la cabeza que su cerebro despertó —dice Karla con un tono de obviedad.

—O porque fue abducido por extraterrestres —Andy da otra respuesta y se encoje de hombros.

Blanqueo los ojos.

Es tan raro ver que Oliver estudie que a nadie de la mesa se le ocurre pensar en la respuesta más obvia (y la más normal): porque tenemos examen. Pero qué puedo esperar de otro par de tontos que apenas y entra a clases.

Los tres giran para ver a Oliver y esperan a que él confirme la razón por la que está empeñado en estudiar si nunca lo ha hecho en su vida. Cuando le mencioné que aceptaría solo si sacaba diez no esperaba que estudiara y con el transcurso de los días, en los cuales nunca lo vi prestar atención a las clases siquiera, supe que era hora de dejar en el pasado las estupideces que pasaron en su casa y en los vestidores porque lo que esperaba al inicio era cierto: no iba a tomarse la molestia de estudiar por la condición que le di. Sin embargo, verlo hoy, con el libro y las libretas en las manos, me sorprendió.

Una maldita confusiónWhere stories live. Discover now