Jean intenta confesar su atracción hacia Olivia en una fiesta, pero por culpa del alcohol termina declarándose a su mejor amigo, Oliver.
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Cuando invitaron a Jean a la fiesta de una desconocida sabía que debía decir que sí, sobre todo porque ne...
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He estado despierto desde hace poco más de una hora.
Aunque he intentado conciliar el sueño, la escena de lo que pasó en la recamara de Oliver se repite en mi cabeza, tal como pasó la primera vez que rompimos la línea de «amigos» en su casa. Tal como pasó la primera vez que nos besamos en su patio. Es extraño, he hecho esta clase de cosas antes con otras personas y jamás les he tomado tanta importancia como ahora, son "deslices rápidos" que no duran en mi cabeza más de un rato, sin embargo, con él ha sido un poco diferente.
Un «poco» que en realidad podemos interpretar como un «bastante» que no voy a admitirle cara a cara.
No sé si es porque es mi amigo o si es porque lo conozco desde hace años, pero él ha conseguido adueñarse de mis pensamientos más de lo que cualquier persona lo ha logrado. Me corrijo, es el único que lo ha hecho. Ninguna persona antes se había metido con tanta insistencia en mi mente y no me sorprende del todo, él tiene la extraña habilidad de colarse en la cabeza de las personas que lo conocen. Solo falta escuchar sus malas bromas, sus intentos de coquetería, la manera en la que te mira y sin darte cuenta él ya forma parte del quinto pensamiento en tu día o, si eres como yo, de tu noche.
Supongo que es normal, después de todo, pasamos la línea que desde un principio no debimos haber cruzado. Es normal que él esté colándose en mi cabeza y apropiándose de todo lo que hay ahí.
Así que sí, Oliver Owen, te has ganado un pase a mi cabeza durante toda esta noche y las noches que se aproximan porque dudo que esto desaparezca tan rápido. También te has ganado un diploma como el que hace que mi insomnio no sea tan pesado como otras noches.
Una parte de mí no ha podido dormir por él. Porque al cerrar los ojos puedo ver su mirada, el cabello cayéndole por la frente al igual que el sonrojo en sus mejillas, puedo sentir su respiración golpeándome el cuello. Sus besos sobre mi piel. Sus manos tocándome.
Agh, sí, me tiene bastante mal.
Otra parte de mí no ha podido dormir porque los ronquidos de Andy no han sido de mucha ayuda.
Justo como ahora.
Andy está roncando a un lado mío, parece que se tragó una motocicleta o algo por el estilo. Cuando su mamá mencionó que él ronca cuando está bastante agostado no creí que en verdad roncara tanto. El pobre gastó toda su energía en la fiesta y terminó rendido en mi cama apenas se acostó, ni siquiera se despertó todas las veces en las que me levanté al baño o cuando Liam lloró en la madrugada. La fiesta debió dejarlo bastante cansado. Me alegra que, de alguna forma, pude sacarlo un rato de casa. Sé que ama estar solo y en verdad respeto eso, pero el tonto a veces olvida tomar un poco de aire fuera de esas cuatro paredes.
Lo pateo para que se calle tal como me aconsejó Mariel, y efectivamente, guarda silencio. Sonrío en mis adentros y cierro los ojos otra vez para poder dormir. Esta vez parece que lo estoy consiguiendo, pero de repente, mi alarma de las siete de los domingos hace presencia en la habitación. Joder.
