28|Cuando estemos listos

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Las vacaciones de invierno llegaron tan rápido que ni siquiera me dio tiempo suficiente para disfrutar los últimos días de clases, entre las tareas acumuladas y el intentar mantenerme ocupado con los detalles de la beca, la universidad y el trabaj...

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Las vacaciones de invierno llegaron tan rápido que ni siquiera me dio tiempo suficiente para disfrutar los últimos días de clases, entre las tareas acumuladas y el intentar mantenerme ocupado con los detalles de la beca, la universidad y el trabajo, las dos semanas se me pasan volando. Desde que tuve la conversación con Oliver me he estado sintiendo bastante en modo automático, no pienso de más sobre la decisión que ambos tomamos, ni tampoco del futuro o cualquier otra cosa que sé que puede afectarme y el hecho de que esté tan tranquilo y que no haya llorado en ningún momento, me sorprende demasiado.

Es decir, estaba atravesando por una muy mala racha anímica antes de que él y yo habláramos sobre el futuro y creí que iba a estar peor cuando nos pusiéramos en sintonía, pero fue todo lo contrario, me siento calmado, como nunca lo había estado antes, puedo desayunar viendo la televisión sin que mi cabeza merodee por todas las posibles respuestas que Oliver podría darme, puedo avanzar con los últimos detalles que me faltan para solicitar la beca sin distraerme, puedo dormir sin que piense en lo aterrador que es el mañana y no me siento ansioso la mayor parte del día, incluso terminé de preparar lo necesario para solicitar mi ingreso a la universidad, . Dejar las cosas en claro no me genera una especie de felicidad, pero sí de paz.

Nunca antes había tenido algo estable en mi vida y eso es lo que más me temía de iniciar una relación seria, pero saber que cada uno hará lo mejor de sí para poder darnos esa estabilidad en el futuro, me tranquiliza, aunque sea solo un poco. No quiero pensar sobre en cuánto tiempo podremos disfrutar de ese futuro, si serán meses o si serán años. Es algo muy incierto, pero sé que la espera valdrá la pena. Esperé por él cinco años, un poco más de tiempo no es nada. Mientras tanto, también haré mi mejor esfuerzo por ser la clase de novio que Oliver se merece.

Así que tampoco me importa si para este momento los dos estamos siguiendo una clase de guion en la que intentamos mantener una especie de distancia que excusamos con que estamos ocupados para después hacer como si nada y no me quejo de eso, estoy cómodo sabiendo que también quiera darme mi espacio, pero que también quiere hacerme sentir que a pesar de todo "está aquí". Yo lo hago adrede y sé que él también lo hace, aunque luego intentamos remediarlo, pues cuando hablamos por teléfono todo parece estar bien, todo parece marchar con normalidad. Es ridículo, sí, pero al menos yo lo hago para irme acostumbrando. Si no me acostumbro a la idea de estar sin él, no podré soportarlo durante el lapso de tiempo en el que no estemos juntos.

—¿Y ustedes cómo van?

Edward me pregunta refiriéndose a mí y a Oliver a la vez que me pasa el bol de palomitas. Lo recibo gustoso para tomar unas cuantas y me limito a encogerme de hombros. Esta es la tercera semana de vacaciones y mi primer día de descanso luego de haber solicitado el trabajo de tiempo completo, es veinte de diciembre y por desgracia, mi vida social ahora se resume en pasar una tarde viendo las películas de Triunfos robados con Andy y Edward. En realidad, ellos tenían una cita en casa de Andy y yo me he colado sin querer, no sabía que Edward vendría, yo solo quería pasar mi día de descanso molestando a Andy, pero a veces olvido que ya son un paquete completo y todo porque yo los ayudé a arreglar sus problemas de forma indirecta. Ugh.

Una maldita confusiónWhere stories live. Discover now