16| Ser honesto

104K 11.7K 27K
                                    

Mi celular vibra repetidas veces sobre la mesita de noche indicando que alguien me ha escrito, pero ni siquiera trato de averiguar de quién se trata, lo ignoro al igual que he hecho desde hace tres días

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mi celular vibra repetidas veces sobre la mesita de noche indicando que alguien me ha escrito, pero ni siquiera trato de averiguar de quién se trata, lo ignoro al igual que he hecho desde hace tres días. Mantengo la vista en la pared que tengo frente a mí tal como llevo haciendo las últimas horas y lucho contra mis parpados, que parecen querer cerrarse del sueño. No hay nada de divertido en observar las manchas causadas por la humedad que hay en ella, ni mucho menos en la pintura beige que la cubre, no obstante, siento que eso es mucho mejor que pensar en lo que el médico me ha dicho. Dormir tampoco es una opción, no quiero recordar esa escena otra vez.

Me gustaría sentir algo; tristeza, frustración, miedo, rabia, lo que sea, pero estos días solo he dejado que mi cuerpo me guíe cada mañana y con ello cualquier sentimiento o pensamiento parece haberse suprimido. Me levanto de la cama porque tengo que hacerlo, como porque tengo que hacerlo y vuelvo a la cama para dormir porque tengo que hacerlo. Lo peor de todo es que ni siquiera tengo ganas de ir en contra de ese patrón. No quiero salir a correr, no quiero ir a la escuela, no quiero ayudar en casa, no quiero hacer nada, solo quiero estar en mi habitación mientras observo las paredes o el techo.

No sé si es posible sentirse vacío, pero creo que lo que más se acerca a mi situación actual es eso: siento un gran vacío en mi interior.

Me han arrebatado todo por lo que estuve trabajando estos meses en cuestión de segundos, han pisoteado el esfuerzo que le he puesto a todo: el cumplir con los deberes en casa y que eso no afectara mis entrenos o viceversa, no descuidar la escuela al igual que no perder la oportunidad de conseguir la beca, tratar de no meterme en problemas con mis compañeros cuando solo quería responder a todas las estupideces que decían de mí, así como intentar mantener mi vida social activa. Todo ese esfuerzo de meses no ha valido nada.

No valió nada el tiempo que dediqué a entrenar. No valió nada el cansancio físico y emocional. No valió absolutamente nada.

Debería estar frustrado, debería estar irritado, debería hacer algo, pero no tengo la energía ni para levantarme de la cama. No sé qué se supone debería sentir o hacer ahora.

¿Qué se supone que se hace cuando te han arrebatado de la noche a la mañana todo por lo que has trabajo con esfuerzo? ¿Qué se supone que debes sentir cuando han aplastado tus sueños y metas? ¿Qué mierda se supone que haces?

No estoy seguro de las respuestas, pero, al menos en este momento, solo quiero no pensar en ello para que mi cabeza no me mate.

Alguien toca la puerta de mi habitación, no respondo, me limito a seguir viendo lo que tengo delante de mí. Escucho que la puerta se abre y seguido de ello el sonido de unos zapatos contra el suelo. No necesito voltear para saber que es mi mamá, es la única persona que ha entrado y salido de aquí estos días.

—Era Oliver —explica a la par que se detiene frente a mí con los brazos cruzados. Me mantengo en silencio—. Es el tercer día que viene, ¿ya vas a salir a recibirlo o seguiré diciéndole que estás durmiendo? —Paso saliva por mi seca garganta. Lo sé, sé que ha estado viniendo, ha estado escribiéndome y llamándome, solo que no tengo ganas de responderle. La escucho resoplar—. Llevas tres días así, Jean.

Una maldita confusiónWhere stories live. Discover now