LXIII

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Rosa blao como su ardiente pasión,
tan radiante como elegante,
siempre le tendré avante.

Su piel suave qual algodón heleno,
en vuestra merced yacen mi fe,
esperanza y fuerza de voluntad.

Por vuestra merced
derrotaría a Argos Panoptes,
y à usía mi dea Juno
le entregaría la testa de él
como muestra de honor
y esfuerzo regocijante.

Con sólo escuchar vuestra voz,
decapitaría a Medusa
como si fuese Perseo.

Quizá le ocasione risa,
que estoy majareta como Calígula
y perdí el logos tal Diógenes de Sinope
o que ya no sé qué decirle,
caigo como Titán
y quedo desterrado de vuestro amor
como Peleo y Telamón.

Poemario III: la xóchil mustiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora