XLIX

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Es que demonios
ya no puedo soportarlo,
me piden que me calme,
que tenga paciencia,
que busque ayuda,
que no debo de pecar.

Es que ya no sé llorar,
si cada lágrima mía
se vuelve más pesada,
no creo que las soporte más.

Felicidad nunca la encontré,
tal vez nunca la busqué,
tal vez nunca la miré
las risas de los demás.

Mi sonrisa perfecta
es la de mi boca abierta
cada vez que tiene que gritar.

Poemario III: la xóchil mustiaWhere stories live. Discover now