LVI

4 0 0
                                    

Es una mañana bastante fría,
llueve en demasía,
mis lágrimas se cubrían;
mientras del cielo lluvia caía.
Tal vez nadi se entere
pero estoy muriendo cada día.

Caigo, ya no puedo seguir más
el dolor deste cor sigue peor
moviéndose tal compás,
ocasionando que se quiebre el cristal
donde mi cordura ya no está.

Grité varias veces que ya no puedo continuar,
aprendí desde que era un niño
que nada ni nadi tiene un buen final,
que si queremos tenerlo
hay que aprender primero à matar.

Lloviendo el cielo se encuentra
cayendo sobre mi rostro
quando intento llorar.

He estado hablando con Dios,
con el Diablo también,
buscando la mejor opción
para escapar desta prisión.

Poemario III: la xóchil mustiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora