LXXII

3 1 0
                                    

No sabes el asco que me das
cada vez que te veo en el espejo
en serio, desearía poder matarte,
pero sólo que no puedo.

No tendría el valor
de mancharme las manos
con tu nauseabunda sangre.

Siento tanto odio hacia ti
que cada vez que abrís los ojos,
quiero cerrartelos con golpes de ausencia.

Enhebro sonrisas en tu boca,
con agujas de desesperanza
e hilos de sangre,
tal vez así tú seas feliz.

Coso tu auxilio
en tu existir agotado,
decolorando tu entusiasmo,
queriendo así...
ahogarte en tus falsos milagros.

Poemario III: la xóchil mustiaWhere stories live. Discover now