XLVI

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Mi madre me desprecia
desde que he nacido,
me dice que no soy hijo de Dios,
que soy una abominación.

Que si se hubiera sabido
el asqueroso demonio que sería,
la muerte me hubiera dado.

Ella no me ama,
aunque quisiera que sí lo hiciera,
ella me desprecia,
aunque quisiera que no lo hiciera.

Soy un pecado en este mundo,
lo más nauseabundo,
el peor presente enviado por Dios.

Soy el triste recuerdo
de su pasado atragantado
y su presente caído,
soy el futuro desperdiciado.

Cada palabra que sale de ella
es muy buena y eficaz,
porque cada vez que la escucho,
yo, yo me quiero matar.

Soy un estorbo en su vida,
aún más inútil que mi vida.

Poemario III: la xóchil mustiaМесто, где живут истории. Откройте их для себя