XXXV

8 1 0
                                    

Un año nuevo,
rubor roso vino,
gotas de agua
desprenden de mis ojos.

Compañía hace la soledad
en esta amplia habitación,
desde entonces,
ella no me ha dejado.

Nuevamente están
mis enrevesados sentimientos,
algunos gritan desesperación,
otros sollozando auxilio piden
y los más profundos no dicen nada.

Estoy en mis últimos minutos,
mi último respiro,
mi última súplica,
la última vez que me veo.

Estoy sin palabras,
sin ganas de hablar,
con ganas de gritar
que no soporto más.

No tengo à nadi más,
mas que mi amiga obscuridad,
me acompaña desde cría,
cuando alegría abandonó mi hogar.

Poemario III: la xóchil mustiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora