Capítulo 44

1.1K 95 45
                                    

—¿Podrías no ponerte encima de mis cosas, Manchas? Necesito concentrarme y estudiar y tú no ayudas. —Le rogué a mi gato mientras le rascaba el cuello con mis dedos. Era la cosa más bonita del mundo. Ya me había distraído así que decidí cortar ahí mismo y prepararme para salir a la universidad.

Me di un baño, me preparé un táper con un sándwich y salí a tomar el bus. Desde que me había enterado de que Charlie había vuelto a estar en mi casa y que podría estar entre nosotras, había dejado de ir andando a cualquier lugar. Prefería tomarme el bus hasta por tres manzanas. Tenía miedo y a medida que pasaban los días, este no mermaba.

Llegué a la universidad diez minutos más temprano, justo para ver cómo las animadoras ocupaban el predio de las gradas para realizar sus últimos ensayos. Ya no recordaba para qué estaban bailando, pero tampoco era que me importara. Hacía rato que pasaba de cualquier cosa que tuviese que ver con ellas.

A diferencia de mí, Maite llegó tarde y tuve que pasarle los apuntes. Luego de tener la clase más aburrida de la historia, me pidió que la acompañase hasta el salón donde ella tendría su próxima clase. No quería que Dash la cruzara en el camino y la obligara a tener una conversación que ella no quería tener. Aún no entendía porqué no estaban juntos si al parecer ambos se gustaban. Maite era algo reservada y cabezota, así que había decidido no preguntar mucho y esperar a que ella tuviera deseos de desahogarse. Luego de dejarla en su clase, me fui corriendo a la parada del bus para ir a trabajar.

Estaba atendiendo a la tercera mesa de la tarde cuando Carol, una de nuestras compañeras nos avisó que el bar cerraba más temprano porque los dueños lo habían alquilado para esa noche.

Un alivio inundó mi cuerpo, era una noticia excelente. Trabajaría solo media jornada y cobraría lo mismo, eso me dejaría más tiempo para estudiar. Un poco más animada, continué mi jornada laboral. Para cuando terminamos, repartimos las propinas y luego, Marcus se ofreció a acompañarme hasta la parada del bus. Estábamos caminando y hablando sobre lo deliciosas que estaban las rosquillas que había hecho la esposa de Fred cuando sorpresivamente me encontré con Maurice en la mitad del camino. No podía ser. ¿Otra vez? El destino no quería que todo lo que tuviera que ver con él, desapareciera de mi vida.

Maurice, por supuesto, iba en su auto, pero me vio desde la ventanilla. No sé cómo me reconoció, pero me tocó bocina y me hizo una señal para que me detenga. Aparcó sobre la acera y se bajó del auto dando un portazo efusivo.

—¡Pero miren a quién tengo la fortuna de volver a encontrarme! —comentó con una sonrisa, mientras se acercaba a mí y me daba un efusivo abrazo que duró más de lo normal. Marcus me miró con cara de no entender qué coño pasaba y yo me encogí de hombros. ¿Cómo le explicaba que Maurice estaba siendo Maurice? —¿Cómo está mi amiga favorita? —preguntó, luego de soltarme y examinar mi rostro en detenimiento. No sabía si no se había dado cuenta de que Marcus estaba conmigo o si simplemente lo estaba ignorando.

—Si te escucha Juliet, querrá matarte —Respondí a su comentario y conseguí que se carcajeé. Me di cuenta de que no había presentado a Marcus, quién nos miraba atento. —Lo siento, no los presenté. Él es Marcus, un amigo. Él es Maurice..., un amigo —dije finalmente, aunque no sabía en qué punto había quedado nuestra relación desde que lo mío con su amigo se había roto.

—Encantado, caballero —Maurice le tendió la mano y le dio una sonrisa amable—. Soy Maurice, viejo amigo de Mía —acentuó esta última frase para dejarme claro que no tenía que dudar, aún me consideraba su amiga.

—Un gusto —le respondió Marcus sin saber qué más decir.

—¿Y qué haces por aquí? —No sabía muy bien cómo despedirme, así que estaba esperando a que él lo hiciera para poder seguir mi camino a casa. Quería a Maurice, pero también sabía que cuanto menos me lo cruzara y menos intercambio tuviésemos, mejor sería para mí.

Escandalosa tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora