Capítulo 10

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-Mía ¿Me estás escuchando? - llamó mi atención mi madre, la verdad era que no, no la estaba oyendo, estaba perdida en mis pensamientos mientras revolvía la ensalada que había en mi plato.

-Lo siento, estoy algo cansada ¿Qué me decías? -dejé mi tenedor a un lado y le presté la atención que estaba pidiéndome.

-Que si te ha ido bien hoy -dio un suspiró a modo de queja y luego se limpió los labios con una servilleta de papel- sabía que iba a ocurrir esto, debes estar agotada entre el Instituto y el trabajo, ¿Por qué no abandonas esta estúpida idea? Sé que viene bien un dinero extra al mes, pero no quiero que pierdas tus oportunidades, si tus notas bajan...

-Mamá -dije cansinamente, la verdad no estaba cansada, bueno sí lo estaba, pero eso no era lo que me tenía en este estado. Llevaba tres semanas trabajando para Bryan y la verdad que estaba todo bien, solo que en los últimos días... había algo raro entre nosotros podía notarlo y eso me tenía en un estado de intriga y ansiedad tremendos.

-Puedo con todo, créeme, en el trabajo no me dan mucho, hago todo en equipo, aún me están entrenando, solo llevo tres semanas ¿Recuerdas? No van a cargar sobre mis hombros el trabajo más importante, por favor deja eso.

-Solo me preocupo por ti, ¿Cómo ha ido la escuela?

-Bien, me está yendo genial, ya casi terminamos de dar los exámenes de este trimestre, y dentro de poco ya solo quedará el último. Aún no me creo que este por comenzar el último trimestre de mi último año en el Instituto.

Eso llamó su atención, puso su mano sobre la mía y sonrió con nostalgia.

-Yo tampoco puedo creerme que hayas crecido tan rápido. Pensar que fue ayer cuando te hacía las dos coletas y te ponía tu delantal para llevarte al kinder. Odiaba dejarte ahí, pero a ti parecía gustarte.

Eso me hizo sonreír. Ojalá pudiera volver a ese tiempo en el que jugar, ensuciarme y aprender a atarme los cordones de los zapatos eran mis únicos problemas e intereses.

-Estoy bien ma -quise asegurarle.

-Confiaré en ti, entonces... ¿Cómo te tratan tus jefes? -insistió con aquella pregunta.

-Bien, la verdad he aprendido mucho desde que comencé. Maurice, el encargado de mi entrenamiento es muy bueno, me tiene mucha paciencia -tomé un sorbo de agua mientras mi madre me observaba.

-Me alegro por ti cariño -dijo finalmente como convenciéndose de que todo estaba bien.

La verdad era esa, todo iba bien. Hacia tres semanas que había comenzado a aprender que estudiar y trabajar podían ser dos actividades que pueden combinarse perfectamente, aunque costara lo suyo. Faltaba cada vez menos para graduarme, pero como siempre, desde que lo había conocido, la felicidad no parecía ser completa. Las cosas estaban raras.

Mi rutina era ir al colegio por la mañana y presentarme en la empresa a las 14:30, así lo había decidido Bryan, para que tuviera tiempo de almorzar. Una vez allí, Maurice se encarga de ir diciéndome que era lo que haría ese día. A veces tocaba mandar emails a proveedores, encargarme de chequear que ciertas entregas estén completas -bajo supervisión las primeras veces-, preparar ciertos archivos para cargar información de posibles clientes, etc.

Para mi era muy interesante, Maurice era muy buen entrenador, como le había dicho a mi madre, era paciente, divertido y hacia que me sintiera muy cómoda. El problema o mejor dicho mi problema era que las primeras dos semanas había estado trabajando también en compañía de Smith, él era algo así como el supervisor de mi supervisor, hasta habíamos compartido varios momentos en la cafetería, llegó a sonreírme más veces de las que nunca creí posibles y de repente, esta última semana había estado ignorandome, no es que era borde ni nada de eso, pero me trataba como si no me conociera, y eso me lastimaba y me enojaba en partes iguales.

Escandalosa tentaciónWhere stories live. Discover now